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Los proveedores del gas y el petróleo quieren acceder al mercado europeo a espaldas de Rusia. Novye Izvestia

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Hasta la fecha, Moscú ha logrado mantener bajo control los precios y el suministro de hidrocarburos a Europa pero la situación ya empieza a cambiar drásticamente.

 

La aplicación de  los criterios de mercado, concepto que Rusia defiende hoy en el comercio de recursos energéticos con otras naciones de la ex URSS, empuja a los Estados ricos en gas y petróleo a iniciar un juego autónomo en este negocio. Ucrania y Georgia, dos países más contestatarios en el marco de la comunidad postsoviética, no han tardado en aprovechar esta tendencia en beneficio propio.

De acuerdo con los rumores que circulan de forma persistente en los pasillos diplomáticos, los mandatarios de Ucrania y Georgia han persuadido a su homólogo de Kazajstán, Nursultan Nazarbaev, para que participe en la cumbre prevista para el próximo mes de mayo en Varsovia. Será una reunión de países que dependen de hidrocarburos rusos y en la cual se debatirán las rutas alternativas del suministro desde Kazajstán a Europa, a espaldas de Rusia. Por una sugerencia del presidente ucraniano, Astaná y Varsovia van a examinar también la posible participación de Kazajstán en el oleoducto Odessa-Brody-Plotsk (OBP). La idea es transportar el petróleo kazajo a través del Mar Caspio, hacia Bakú; de allí, a la terminal georgiana de Supsa, en la costa del Mar Negro; y, luego, a Odessa.

El inesperado ajetreo de los rivales aún preocupa poco a Moscú, probablemente, porque las múltiples cargas y descargas del crudo vuelven el proyecto OBP menos competitivo en relación con el transporte a través de Rusia. Con todo, deberíamos recordar que el petróleo es más que una continuación de la política. Es su encarnación. Igual que en el pasado, el agotamiento de recursos energéticos genera fricciones y potenciales conflictos. En conversaciones privadas, diplomáticos y empresarios europeos reconocen cada vez con más frecuencia una cosa: si las relaciones entre Rusia y Occidente siguen empeorando, la Unión Europea va a respaldar cualquier proyecto capaz de garantizar el suministro estable de recursos vitales, por poco rentable que sea en plano económico.

 

 

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