El coronel general Vladímir Popovkin, jefe de las Tropas Espaciales de Rusia, admite la posibilidad de instalar en el territorio de algunas embajadas rusas nuevos radares del sistema nacional del control sobre el espacio extraterrestre.
El último número de la revista rusa de temas aeroespaciales Novosti Kosmonavtiki recoge, en particular, la siguiente declaración de Popovkin: ‘En la actualidad, estamos examinando con Exteriores el tema relacionado con la instalación de esos equipos en algunas embajadas nuestras para poder observar las reigniciones de etapas y unidades de aceleración que no son visibles desde el territorio de Rusia. Ello nos daría la oportunidad de introducir ciertos correctivos en la misión del vuelo en una situación de emergencia'. Un radar de este tipo, según el general ruso, ocupa la mitad de una habitación como máximo y no requiere de un programa de mantenimiento permanente.
La cancillería rusa no ha podido ofrecer comentarios algunos al respecto. Parece que los planes del general han pillado a los diplomáticos por sorpresa.
Un ex agente del servicio de inteligencia ruso, Stanislav Lekarev, admite sin embargo que las embajadas están repletas de equipos secretos para espionaje y comunicaciones espaciales. ‘Las legaciones diplomáticas de EE.UU. en Oriente Próximo usan radares para controlar el acceso a los edificios y detectar a tiempo la presencia de terroristas, pero son equipos de baja potencia' - señala este experto. Que en las embajadas se instalen radares espaciales de gran potencia le parece absurdo, y en cualquier caso es algo que debería acordarse con el país de acogida, agrega él.
Algunos observadores interpretan las palabras de Popovkin como testimonio de que Rusia ha desarrollado cierta tecnología novedosa para controlar el vuelo de misiles balísticos sin gasto excesivo de energía. Si es así, será una tecnología supersecreta, y no se entiende para qué hacía falta desvelarla. La única explicación que cabe es que el general quería calmar a la opinión pública y anunciarle al mundo que Rusia sabrá responder al nuevo sistema estadounidense de defensa antimisil. Pero también es sabido que la diplomacia jamás ha sido el punto fuerte de los generales.
