El presidente Vladimir Putin había intervenido ayer en el consejo del Servicio Federal de Seguridad (SFS) y pidió a sus ex colegas investigar más a fondo los delitos que representan amenaza a la seguridad nacional. Explicó que no sólo se refería al terrorismo, sino también a la corrupción. "El clima empresarial en Rusia debe quedar bien protegido de la corrupción y delitos económicos", comentó.
Pues, ¿cómo podría ayudar el SFS a los empresarios?
David Yakobashvili, presidente de la compañía 'Wimm-Bill-Dann', dice que no necesita ninguna ayuda: "Prefiero que no estorben. Además, ¿en qué pueden ayudar? Mejor que se ocupen de sus asuntos".
Miroslav Melnik, director general de la empresa 'MB-Finance', comenta que los servicios secretos nunca le han molestado y que ha sido ésta la mejor ayuda prestada.
Según relata Michael Zaltsman, director general del grupo 'Zaltsman', si los empresarios se veían sometidos en otros tiempos a la extorsión por parte de los delincuentes, se dirigían a una persona determinada en los servicios secretos y luego más nunca volvían a ver a aquellos bandidos. "Y llegaba la paz y felicidad", dice él.
Ahora los servicios secretos prefieren no mediar de esa manera porque, aparte de todo, es ilegal. De modo que hoy, los empresarios ya no tienen a quien dirigirse en caso de necesidad. Tampoco gustan de recurrir a los tribunales. Por eso les queda resolver sus problemas por cuenta propia.
