La línea a unir regiones, ampliamente anunciada hace un tiempo por las autoridades federales, tropieza, al parecer. En particular, en la República de Altai, la que se preveía juntar con el limítrofe Territorio de Altai, aumentan los ánimos de protesta.
El martes pasado en su capital, Gorno-Altaisk, quienes están en contra de esa unión organizaron un multitudinario mitin. En la acción participaron unas 5 mil personas. Paralelamente se celebró la reunión de la Asamblea Nacional de la República de Altai, en la cual el vicepresidente de la Asamblea, Nikolay Taitakov, informó que 33 diputados dirigieron una carta al presidente de Rusia, planteando que es inadmisible liquidar la república como entidad de la Federación.
En el Territorio de Altai la población apoyará el proyecto, y en cuanto a la República de Altai, allí la resistencia puede manifestarse tanto entre las élites políticas y los funcionarios públicos como entre los empresarios y los ciudadanos de a pie, afirma Yuri Chernishov, director del Centro de Estudios Políticos de Altai.
La oposición con que choca el proyecto se debe no tanto al patriotismo de campanario cuanto a los temores de que pueda empeorar la situación económica. Las dos regiones reciben subvenciones del centro federal, ninguna figura entre las industrializadas. Al efectuarse la unión, en la República de Altai se reducirá el número de funcionarios públicos, también se complicará la situación de empresarios. Además, allí esperaban que la construcción por GAZPROM del gasoducto hacia China, que pasaría por el altiplano de Ukok, aporte ganancia a la república. Pero tras la unión ese dinero va a dispersarse por un territorio más grande. Los planes de unión no presentan ninguna amenaza para GAZPROM, pero al consorcio no le conviene que surja tensión social como consecuencia de ello. También se prevé construir en la república una central hidroeléctrica en el río Katun y crear una zona de excursionismo y recreación con un estatuto económico especial.
Según el experto del Instituto Internacional de Estudios Políticos y Humanitarios, Alexander Kinev, las dificultades empezaron a surgir cuando se trató de unir entidades iguales entre sí. En un principio agrupaban a algunas que no eran independientes del todo y tenían muchos organismos de poder en común. Además, unían los pobres a los ricos, prometiéndoles una vida mejor. Pero cuanto más tiempo pasa, tanto más obvio se hace que la unión da mucho menos de lo que se promete, afirma Kinev.
