No ha sido ninguna sorpresa la negativa de Washington a poner en marcha contra las autoridades de Georgia el mecanismo del Consejo de Seguridad de la ONU, solicitado por Rusia. ¡Si EE.UU. hubiese adoptado una actitud de signo inverso, eso sí que habría sido una noticia sensacional!
El mandatario georgiano Saakashvili, desde luego, puede seguir creyendo que la postura de Washington es resultado del reconocimiento por la Administración USA del acrecido papel desempeñado por la pequeña Georgia en la tarea de promover los ideales de la libertad y la democracia en la región. Pero al alimentar demasiadas ilusiones Saakashvili cometería un craso error: el problema no estriba en el "camino hacia la libertad" que, según afirman personeros de la Casa Blanca, ha abrazado el actual mandatario de Georgia. En Moscú, de pasada sea, dicho, lo califican de retorno a la época de represiones políticas. En realidad, la esencia del asunto es absolutamente distinta. Ello no obstante, lo arriba dicho no quiere decir que el apoyo norteamericano a Georgia tenga carácter espontáneo. Todo lo contrario, en un futuro visible, Georgia (y no sólo este país) puede estar seguro de que se beneficiará de la ayuda norteamericana.
Y la causa de ello es una nueva edición de la rivalidad entre Moscú y Washington, sin que tenga importancia de qué se trate: de Georgia o de Ucrania, de Siria o de Irán, de China o de Venezuela. Las relaciones ruso-norteamericanas que de nuevo si rigen por el principio "ojo por ojo", ofrecen una buena clave para comprender parte considerable de la política internacional.
Desde luego que son imposibles la reedición de la guerra fría en su versión anterior ni de la crisis de los misiles. Todo no es tan dramático. Hoy, el principio "ojo por ojo" debería interpretarse como "pinchazo por pinchazo".
Una de las consecuencias de tal situación es el retorno a la política mundial del principio "guía - guiado", predominante en la época de confrontación URSS - EE.UU., pero que luego se vio relegado a un segundo plano. Ya que en un determinado momento la demanda de los "guiados" se redujo notablemente y, como consecuencia, un nutrido grupo de Estados se vio privado del "Gran Hermano", no importa si fuera soviético o norteamericano. Pero un buen día de nuevo surge la demanda de los "guiados", con ayuda de los cuales Moscú y Washington pueden hacer perder muchos nervios el uno al otro.
Quienes mayor provecho sacan de esta situación son los "guiados", obteniendo la posibilidad de resolver con ayuda externa sus problemas internos que difícilmente hubieran podido abordar aplicando una política independiente. Es verdad que el precio en esta transacción es bastante alto: la soberanía nacional. Pero sus "guías" salen perjudicados el doble. No sólo despilfarran las fuerzas y medios para mantener a sus "hermanos menores" sino también desaprovechan las magníficas oportunidades que les ofrecía la cooperación estratégica bilateral.
