Hasta ahora no ha prosperado ni un solo proyecto chino de instalación en Rusia de plantas de ensamblaje de vehículos. Últimamente anunciaron sobre su propósito de abrir filiales en Rusia las compañías FAW, Chery y Great Wall. No obstante, estos planes no cuajaron en realidad.
"El revés sufrido por los chinos se explica con la política de proteccionismo que promueven los responsables de la industria del automóvil nacional -dice el analista de Tsentrinvest, Maxim Ivanov-. El Gobierno se da perfecta cuenta de que los coches chinos pueden hacer competencia a los de fabricación rusa. Justamente por eso funcionarios públicos ponen trabas a la ejecución de los proyectos conjuntos."
Rusia aplica las medidas de salvaguarda respecto a China también en otros sectores, entre ellos la industria forestal y alimenticia. Sostiene Natalia Kocheshkova, analista de Finam. "El dinero que los chinos ganan en Rusia se reinvierte en la economía china, facilitando su desarrollo, mientas los proyectos de constitución de empresas conjuntas reportan beneficios a corto plazo", afirma la experta.
De otro lado, deja mucho que desear la calidad de los coches chinos, comenta Ivanov. Comparte su opinión el analista de la compañía Región, Evgueni Shago. El precio bajo es lo único que puede atraer a los compradores potenciales rusos, asegura. "A los chinos no se les otorgan facilidades aduaneras de exportación de componentes de coches. Y el negocio automovilístico podría prosperar sólo en el caso de que las autoridades rusas dispongan introducir arancel cero a la importación de los componentes mencionados", concluye Shago.
