El presidente de Severstal, Alexei Mordashov, cedió ante el propietario de Mittal Steel, Lakshmi Mittal, en la lucha por la compañía Arcelor. Es muy probable que las negociaciones de los directivos de la acería europea hayan servido de instrumento para ejercer presiones sobre el empresario británico de origen indio. No obstante, al alcanzar el objetivo propuesto la compañía metalúrgica ocasionó un fuerte deterioro a las relaciones entre la Unión Europea y Rusia en vísperas de la cumbre del G-8 de San Petersburgo.
Algunas fuentes en Londres dicen que Mittal podría haber prometido a Arcelor la participación en Evraz Group y por ende, la salida al mercado ruso. Según las fuentes, Roman Abramovich, quien está a punto de concluir la transacción de compra del 41% de las acciones de Evraz Group, ya estudió la cesión total o parcial de los títulos a Mittal.
Los colegas rusos acogieron con compasión el revés que sufrió Mordashov. Los expertos llegaron a la conclusión compartida de que Arcelor utilizó a Severstal con el fin de obligar a Mittal a pagar más por las acciones. "Este caso pone en evidencia que actuando a solas las empresas metalúrgicas rusas no podrían salir adelante en el contexto de globalización -opina un representante del sector-. Hay que aunar los esfuerzos para cerrar las transacciones de importancia mundial."
Ayer Severstal, Mittal y Arcelor se negaron a comentar lo sucedido. Pero incluso la amenaza de fracaso de las negociaciones de Mordashov con Arcelor indignó a los funcionarios rusos de alto rango. "No quisiéramos considerar este hecho como un síntoma de rusofobia recpecto a la economía rusa en crecimiento -señaló el ministro de Industria y Energía, Victor Jristenko-. Hay motivos para afirmar que a las compañías rusas les cierran el acceso a los mercados mundiales."
El fracaso de la transacción podría agravar las relaciones entre Rusia y la UE en vísperas de la cumbre del G-8 a la que acogerá San Petersburgo a mediados de julio. El presidente Vladimir Putin en reiteradas ocasiones condicionó la firma de la Carta Energética a la presencia de las compañías rusas en los mercados europeos.
