"Necesitamos menos encarcelamiento, y no más, para la seguridad de los estadounidenses", afirman.
Este grupo, Law Enforcement Leaders to Reduce Crime and Incarceration (Líderes de las fuerzas y cuerpos de seguridad para reducir el crimen y el encarcelamiento), sostiene que "hay demasiadas personas entre las rejas que no deberían estar ahí" y reclama cambios legislativos que permitan reducir la población carcelaria.
Entre otras medidas, reclaman más programas y más efectivos de reintegración, en particular de los presos que sufren problemas psicológicos o adicciones.
El grupo se hace eco de estudios que demuestran que más de un tercio de la población carcelaria sufre problemas de este tipo.
Los representantes de los cuerpos y fuerzas de seguridad tienen pensado reunirse mañana jueves con el presidente de EEUU, Barack Obama, según informa The New York Times.
El grupo incluye a los jefes de Policía de algunas de las mayores ciudades de Estados Unidos, como William J. Bratton, de Nueva York, Charlie Beck, de Los Angeles, y Garry F. McCarthy, de Chicago.
Tanto demócratas como republicanos han reconocido en varias ocasiones los elevados costes económicos y sociales que significan los altos índices de encarcelamiento en EEUU.
Estos índices son, explican, una consecuencia de los cambios legislativos desde la década los 70 hasta los 90, cuando se introdujeron penas más duras contra los infractores con el objetivo de reducir la criminalidad, que entonces era más elevada.
EEUU ocupa el segundo lugar en población carcelaria a nivel mundial, con un coste de mantenimiento estimado en 80 mil millones de dólares.
Según la mayoría de estudios, el fenómeno del encarcelamiento masivo afecta de manera desproporcionada a las minorías, en particular los afroamericanos, que reciben más penas de prisión y más largas que el resto de acusados.