Según los medios de comunicación, investigadores de EEUU responsabilizan a los hackers chinos del ciberataque en cuestión.
Al comentar los informes de la filtración, oficiales de la Administración del presidente de EEUU, Barack Obama, indicaron que el robo no podrá dañar a los espías estadounidenses en China porque los documentos de la CIA y de otras agencias de inteligencia no forman parte de las bases de datos de la OPM.
Sin embargo, según The New York Times, Pekín sí podrá usar las bases filtradas para identificar a los espías estadounidenses, contrastándolas con los datos de los que ya disponen los servicios contraespionaje chinos.
"Desde el punto de vista de inteligencia, se trata de un importante volumen de información con potencial de ser usado para contraespionaje", cita el periódico al director de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, almirante Michael Rogers.
Rob Knake, exdirector de la Policía de Seguridad Cibernética del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, opinó por su parte que el hackeo puede resultar en que "un montón de agentes activos de la CIA pase el resto de sus carreras removiendo papeles" en vez de realizar misiones.