El terrorismo internacional, sostuvo, es otro de los problemas graves que golpea a la región Asia-Pacífico, junto con la proliferación de las armas de destrucción masiva, las disputas territoriales, la piratería marítima, el contrabando de armas, el narcotráfico y la ciberdelincuencia.
"No debemos quedar indiferentes frente al apoyo que prestan algunos Estados a los grupos terroristas persiguiendo sus objetivos nacionales egoístas", subrayó, añadiendo que los terroristas permiten que los controlen mientras se hacen fuertes, convirtiéndose después en un problema real incluso para sus promotores.
Entre los grupos terroristas más activos que operan en la región el viceministro ruso mencionó a la organización Jemaah Islamiya, cuyo objetivo es crear un estado islámico teocrático formado por Brunei, Indonesia, Malasia, Singapur y las provincias musulmanas de Tailandia y Filipinas.
Además en su territorio, indicó, hay una amplía red de campos de entrenamiento, en los que también se adiestran a terroristas suicidas.
"La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) fracasó en Afganistán, ya que la seguridad sigue siendo un problema y además se ha disparado el tráfico de drogas procedentes de este país", acotó Antónov.
A finales de 2014 la OTAN concluyó la misión ISAF en este país.
En enero de este año la Alianza comenzó una nueva operación con 12.500 militares para formar a las fuerzas de seguridad afganas y prestarles asistencia y asesoramiento.