Aunque la política internacional de Putin parece ser agresiva, en casa el mandatario ha realizado una defensa económica efectiva y tranquila, considera el analista.
"En 2014, con el colapso de los precios del petróleo, la fuga de capital de Rusia y la recesión asentándose, Putin hubiera podido responder eludiendo una economía ortodoxa y gastando grandes cantidades de dinero para hacer la caída más suave. En cambio, él advirtió a los rusos que la crisis requería apretarse el cinturón", explica Sharma.
Moscú permitió la caída del rublo, lo que causó un aumento de la inflación, algo que, por regla, es mal recibido entre la población. Pero ahora es obvio que fue una jugada inteligente por parte del presidente ruso. Gracias a la caída de la moneda rusa, los ingresos petroleros en rublos no colapsaron, que es lo que importa para el presupuesto.
"El Gobierno de Putin, que repartía dinero con prodigalidad a pensionistas y soldados durante el auge petrolero, ha vuelto a descubrir la responsabilidad financiera", con el presupuesto equilibrado a un precio del petróleo de 50 dólares por barril —más cerca de su valor real—.
La economía rusa está estabilizada. "Con la ayuda de políticas fiscales y monetarias ajustadas, la inflación ha caído a un nivel del 6%, luego de haber alcanzado el 15% en 2015. La deuda pública representa tan solo el 11% del PIB y el valor de la prima para mantener ese nivel también se ha retraído. Esto quiere decir que los extranjeros ya no ven cercana la posibilidad de un desfalco ruso", subraya el autor.
Pero, en opinión del experto, a pesar de que Putin ha tomado medidas para promover la estabilidad económica, impulsando la idea de independencia nacional, no ha dado pasos hacia un crecimiento económico. Las inversiones extranjeras aún siguen en un estado anémico y en los próximos años se espera un crecimiento de la economía rusa de no más del 2%.
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Aún queda para el país eslavo la esperanza de que Occidente retire las sanciones impuestas tras la crisis en Ucrania en 2014, pero los progresos en ese ámbito son pocos. Por ahora, es necesario darle crédito a Putin por saber cómo jugar a la defensiva, concluye Sharma.