La innovación radica en el empleo del nuevo método de detección de las amenazas. Hasta el momento los sistemas de protección activa solían basarse en radiofrecuencia. Los radares detectan un misil y alertan el sistema, informándole del ataque, y el sistema derriba el proyectil enemigo.
Pero en la situación de un combate intenso, los radares reciben muchos datos inútiles, como los proyectiles que pasan cerca, los cascos de metrallas e incluso las partes del terreno. Además, existen herramientas de guerra radioelectrónica capaces de distorsionar el funcionamiento del sistema de protección activa y hacer vulnerable al vehículo ante el ataque.
El empleo de los detectores de luz —los fotocátodos— especializados en ultravioleta suministran al sistema datos más precisos ya que localizan directamente el proyectil en el aire.
“El motor de un misil o cohete ioniza el aire durante su vuelo y genera emisiones ultravioleta. Nuestros fotocátodos detectan estas emisiones y permiten registrar el lanzamiento, las coordenadas, la trayectoria y la velocidad del proyectil”, comentó un representante de la empresa productora de los detectores, Katod.
El sistema de protección activa dotada con fotocátodos también recibe datos sobre otros proyectiles y explosiones cercanas, pero esta información no impide su funcionamiento. “Una explosión emite una llamarada brusca de rayos ultravioleta que no permanece vigilada por el sistema. En cuanto a otros proyectiles, tras calcular su trayectoria, el sistema ignora los que no amenazan al vehículo”, comentó un representante de la empresa.
Los ensayos del complejo “Afganit” finalizarán durante el año 2016, según la fuente militar al corriente de la situación y citada por el medio ruso.