El presidente de Rusia, Vladímir Putin, opinó este jueves que no se han cometido abusos durante la campaña anticorrupción lanzada en Rusia, y expresó confianza en que tampoco se cometan en el futuro.
“Supongo que aquí no hay ningún exceso. En cuanto a los descuidos, vamos a ver los resultados que tenga la lucha contra la corrupción”, declaró el presidente al ser interrogado durante la anual sesión de preguntas y respuestas sobre posibles abusos en la campaña anticorrupción.
En este sentido, el líder ruso indicó que la corrupción está presente en muchos países, aunque lo que importa más es el nivel de su presencia.
“No voy a ocultar que sobre todo es la corrupción cotidiana la que va en nuestro país más allá de lo imaginable y de hecho, representa una amenaza para el conjunto de la sociedad. Nos enfrentaremos a esta lacra con el mismo empeño que a la inflación, y vamos a acabar con ella en la medida de lo posible”, afirmó.
El presidente destacó que más de 800 personas con un estatus legal especial, como funcionarios de alto rango, diputados o policías, fueron imputados por delitos de corrupción a lo largo del año pasado. “Este trabajo continuará… Espero que no haya ningún abuso”, concluyó.
En los últimos meses, la Justicia rusa ha destapado varias tramas de corrupción en las que podrían estar implicados varios altos cargos del Gobierno. Así, en noviembre pasado Putin destituyó al titular de Defensa, Anatoli Serdiukov, quien se vio envuelto en un escándalo relacionado con operaciones fraudulentas con las propiedades del ministerio. Según se estima, estas operaciones habrían causado a las arcas del Estado daños por casi 132 millones de dólares.
La corrupción podría salpicar además uno de los proyectos más grandes y mediáticos de Rusia, las obras de construcción de cara a los Juegos Olímpicos de Sochi. El pasado 7 de febrero, a falta de un año para la cita deportiva, el presidente destituyó a Ahmed Bilálov, vicepresidente del Comité Olímpico Nacional y directivo de la empresa Balnearios del Cáucaso responsable de las obras. Al parecer, en calidad de propietario de una constructora, Bilálov excedió siete veces el presupuesto de una de las instalaciones olímpicas y demoró su construcción.
