Con el lema conservador 'orden y progreso', el presidente interino de Brasil presentó su nuevo gabinete compuestos por hombres con fuertes lazos con la banca internacional, con las multinacionales del agro y con la casta militar. Horas antes Rousseff había dado un discurso emotivo, en el que acusó a la oposición de tomar el poder por la fuerza ya que no pudieron hacerlo por vía democrática y denunció a fuerzas extranjeras por codiciar el yacimiento petrolífero encontrado en el océano Atlántico. 'No está en juego mi presidencia. Está en juego la Constitución, los logros sociales de los último años y el pre-sal'.
Fue clara la heterogeneidad ideológica de la región en las reacciones frente a este cimbronazo. Los gobiernos de derecha de Paraguay y Argentina llamaron a 'respetar la decisión institucional' que adoptó el Congreso brasileño. Bolivia, en cambio, aseguró que se trata de un golpe y Venezuela apuntó a un plan con origen en Estados Unidos. El secretario general de la Unasur, Ernesto Samper fue muy contundente al asegurar que se trata de una decisión muy peligrosa que pone en riesgo de inestabilidad a toda la región.
Varios analistas consideran que los medios de comunicación, junto con el poder judicial, el legislativo y el empresariado han sido las herramientas de esta destitución. El profesor Adilson Cabral, experto en medio de la Universidad Fluminense, explicó a Voces del Mundo que en Brasil los medios están altamente concentrados y trazó el mapa de sus vínculos con el poder.