Y es que ahora sienten que los terroristas podrán comunicarse con más libertad y sin dejar rastro al planificar los atentados.
Samuel Parra, experto en seguridad en internet, señala que técnicamente será posible conocer el contenido de los mensajes. Indica que llegado el caso, las autoridades judiciales pueden pedir a la empresa que, sin quebrantar ese cifrado que existe entre los usuarios, se le ordene almacenar el mensaje antes de cifrarlo.
El anuncio de la compañía a través de su blog sonó como música a los oídos de quienes sienten vulnerada su intimidad. "WhatsApp siempre priorizó dar la mayor seguridad posible a su información y comunicaciones. Y hoy nos enorgullece anunciar que completamos un desarrollo tecnológico que hace de WhatsApp un líder en la protección de sus comunicaciones privadas: encriptación total de principio a fin".
Pero ¿cómo llegar a un equilibrio entre seguridad y privacidad? Una pregunta de difícil respuesta, comenta Samuel Parra, y cita el ejemplo del caso que implicó a Apple y el FBI, que pidió a la compañía acceder a los datos del teléfono móvil del terrorista que atacó en San Bernardino.
En definitiva, Parra opina que desde un punto de vista sociológico es el Estado el que debe velar por la seguridad y la intimidad de los ciudadanos, y que son las empresas las que deben colaborar en situaciones puntuales.
Pero la idea instalada en el imaginario de la gente es la contraria: el ciudadano cree que las compañías, en este caso WhatsApp o Apple, realizan una labor por proteger su intimidad y la privacidad, y que son los Estados, con todos sus recursos, los que intentan atacarla en lugar de encontrar otras fórmulas para mejorar la seguridad.
