Según el experto, la economía de guerra consiste en la subordinación de recursos a un sistema de asignación planificada, y la renovación de equipos asociada a una aceleración en la innovación tecnológica. Añade que en el contexto de la crisis mundial actual, aún se está por ver si el keynesianismo militar es capaz de sacar a los países desarrollados de su situación de estancamiento económico.
Arriola admite que las circunstancias han cambiado tanto, que tal vez ni el keynesianismo militar pueda sacarlos de ésta. Algo que no quita que muchos sectores de la economía se estén beneficiando de los actuales conflictos armados a escala planetaria, en esta "guerra mundial por etapas", como la ha calificado Papa Francisco.
Se podría decir que las crisis traen guerras, y las guerras adelantos tecnológicos. Para muchos gobernantes, empresarios y lobistas, la muerte de millones de personas no son más que un daño colateral para salvar lo que a menudo denominan "un estilo de vida". Y tanta sangre, termina acarreando mayores comodidades para quienes lo viven como un videojuego en la comodidad de su hogar.