Las partes del conflicto en el sureste de Ucrania no están dispuestas a cesar el fuego. El fracaso de las negociaciones de paz en Minsk es una muestra de ello.
Hasta el momento las milicias han tenido más éxito. En particular están intentando cerrar el cerco a una agrupación militar de Kiev cerca de la ciudad de Debáltsevo que cuenta con unos 9.000 efectivos.
Si realmente caerán en el cerco tendría no solo un fuerte efecto militar sino también político. Lo mimso ocurrió tras la derrota de las fuerzas ucranianas en agosto de 2014 cerca de la ciudad de Ilovaisk.
Precisamente aquella derrota obligó a las representantes de Kiev a sentarse a la mesa negociadora con los líderes de Donbás, así como cesar los combates durante varios meses.
El analista político ucraniano Dmitri Dzhanguirov opina que una nueva derrota, esta vez en la batalla por Debáltsevo, significaría una verdadera capitulación de Kiev. "La ofensiva contra Debálstevo tiene como objetivo imponer la paz por la fuerza", dice Dzhanguirov.
Considera que si el ejército ucraniano no consigue romper el cerco a Debáltsevo, Kiev no tendrá más opción que aceptar las condiciones de los líderes de las milicias, así como de Rusia.
