Los propietarios de la empresa tenían ambiciosos planes relacionados con el consorcio ruso Kalashnikov. En enero de 2014 firmaron un contrato que permitía suministrar durante cinco años a EEUU y Canadá rifles deportivos y escopetas bajo las marcas Izhmash y Baikal.
Sin embargo, las sanciones impuestas a Rusia en julio pasado echaron por tierra esos planes; las autoridades estadounidenses prohibieron a RWC mantener contactos con el consorcio ruso.
En esta situación RWC empezó a buscar un terreno para montar una planta propia de fusiles Kalashnikov.
El AK-47 y sus modificaciones son el arma de tiro más difundido en el mundo; se calcula que hay más de 100 millones de ejemplares en circulación. Los producen en África, Asia y Europa del Este con licencia y sin ella.