"Nuestro evento fue suspendido una semana antes de la apertura de la exposición. Ya habíamos traído a París las muestras, solo quedaba montarlas", dijo al diario el organizador de la actividad, Alexandr Diúkov.
Letonia debía dar un permiso oficial para presentar la exposición, directamente relacionada con la historia del país, según las reglas de la Unesco, pero se negó a brindarlo.
"Según opinan los diplomáticos letones, la exposición documental 'Infancia secuestrada. Víctimas del Holocausto a ojos de los pequeños reclusos del campo de concentración nazi Salaspils' supuestamente puede tener una influencia negativa en la imagen de Letonia durante el período de su presidencia en la UE", explicó Diúkov.
Añadió que el hecho de que la muestra esté vinculada a un suceso completamente diferente, que es el aniversario de la liberación de otro campo de concentración, pasó desapercibido para los representantes oficiales del país báltico.
Anteriormente las autoridades letonas prohibieron llevar a cabo la exposición en Letonia, confirmando el hecho destacado ya por organizaciones defensoras de los derechos humanos de que Riga pretende ocultar algunas páginas desfavorables de su pasado.
"Infancia secuestrada" revela que muchos niños de aldeas rusas y bielorrusas cercanas a Letonia fueron a parar en los años 1942-43 a los campos de concentración letones, o en calidad de mano de obra gratuita trabajaron en las fincas de los terratenientes locales.