Bielorrusia, cuya balanza de pagos depende del comercio con Rusia y Ucrania, recrudeció el control monetario y procedió a fijar en dólares y euros, en lugar de en rublos, los contratos de exportación de alimentos a Rusia.
El presidente bielorruso Alexandr Lukashenko, de visita en Kiev, hizo una serie de declaraciones en apoyo de Ucrania, el segundo en importancia socio comercial de Minsk que se había negado a participar en la unión aduanera de Bielorrusia, Rusia y Kazajistán.
También el mandatario kazajo, Nursultán Nazarbáev, reconoció en una entrevista televisiva que "las crisis exponen a grandes riesgos la Unión Euroasiática". El principal problema hoy, según él, consiste en que la devaluación del rublo a la mitad en lo que va de año aumenta considerablemente la competitividad de productos rusos en el mercado de la unión aduanera.
Los socios de Rusia afrontan en la actualidad el dilema de devaluar sus monedas o proteger sus respectivos mercados, opción en extremo complicada debido a una serie de acuerdos anteriores y la naturaleza antiproteccionista de la UEE. Si en el pasado Moscú podía compensarle a Minsk las pérdidas con créditos presupuestarios y precios especiales de hidrocarburos, en 2015 y 2016 lo tendrá mucho más difícil.