El documento señala que "es absurdo vincular esas medidas discriminatorias con el cumplimiento de los acuerdos de Minsk por Rusia, que no es parte del conflicto interno de Ucrania, sobre todo en las condiciones actuales cuando se ve que Kiev no está dispuesto a respetar los compromisos asumidos".
"Con sus propias manos, la UE ha convertido la relación con Rusia en rehén del juego irresponsable del Gobierno ucraniano", afirma Exteriores.
El mantenimiento de las sanciones, indica la nota, se traduce en pérdidas sustanciales para ambas partes cuyo intercambio comercial se contrajo un 40 por ciento el pasado año en relación con 2014. Esta tendencia negativa se ha preservado también en el presente año.
Cuando en Bruselas se imponga el sentido común y la UE renuncie a la lógica de contención y confrontación, seremos capaces de elevar la cooperación bilateral a un nivel conceptualmente nuevo, concluye Exteriores.
Además de la prohibición de entrada y la congelación de activos para decenas de cargos públicos y empresarios, Occidente prohíbe exportar a Rusia armas, productos de doble uso y tecnologías para la producción de hidrocarburos y no permite a los bancos rusos financiarse a largo plazo.
Rusia sostiene que no es parte del conflicto en Ucrania y que las sanciones son contraproducentes pero en respuesta embargó algunas importaciones agroalimentarias de EEUU, la UE, Australia, Canadá y Noruega.