Albert Rivera, del partido liberal Ciudadanos, llegó el lunes a Caracas invitado por la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional de Venezuela para hablar ante el parlamento y reunirse con políticos opositores presos, pese a que dirigentes oficialistas venezolanos le advirtieron que sería expulsado de inmediato si entraba en el país.
"No se puede permitir más eso, que venga un irresponsable (por Rivera) a conspirar", señaló días atrás el diputado oficialista Diosdado Cabello.
Rivera, quien defiende el referendo revocatorio contra Maduro, ha sido declarado persona non grata en Venezuela, al igual que el exmandatario socialista español Felipe González, al que se le impidió visitar a los dirigentes presos cuando viajó al país en 2015.
Sin embargo, pudo ingresar sin problemas a Venezuela, donde fue recibido por el embajador de España en ese país, Antonio Pérez Hernández, y por Lilián Tintori, esposa del encarcelado dirigente opositor venezolano Leopoldo López.
"Sabíamos que había quien no quería que viniéramos, pero hemos demostrado que venimos a colaborar con la democracia, a que se inicie un diálogo efectivo en Venezuela", dijo Rivera a los periodistas que le aguardaban tras pasar los controles migratorios.
Ya de vuelta en España, Rodríguez Zapatero y el ministro español de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, se reunieron con Rivera para aconsejarle y ultimar los detalles de seguridad para su viaje a Caracas.
Por su parte, García-Margallo instó el lunes a la Unión Europea a no permanecer "impasible ante la situación que vive Venezuela".
Las muestras de apoyo a la oposición venezolana son constantes entre algunos de los principales partidos españoles en plena campaña electoral.
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Un ejemplo fue la reciente manifestación convocada en Madrid por la opositora Mesa de Unidad Democrática de Venezuela, a la que acudieron dirigentes de Ciudadanos y del gobernante Partido Popular (PP, derecha).
El presidente español en funciones, Mariano Rajoy, también ha incluido a Venezuela en la campaña electoral al conceder la ciudadanía a varios familiares de Leopoldo López.
Mientras tanto, el partido izquierdista Podemos, acusado de recibir financiación del Gobierno de Venezuela pese a que el Tribunal Supremo desestimó esas denuncias y dictaminó que sus finanzas están en orden, intenta separar la inestable situación venezolana del debate electoral español.
Podemos suele ser tildado de populista y de "chavista" por sus adversarios del Partido Popular e incluso por algunos medios de prensa.
A fines de abril Podemos votó contra una iniciativa del PP en el parlamento para pedir la libertad de los dirigentes venezolanos presos, en especial de López.
Al fundamentar su voto uno de los diputados de Podemos sostuvo que la iniciativa del PP era en realidad "una operación política, cuyo objetivo es desautorizar y criminalizar a una fuerza política (Podemos) con cinco millones de votos y no han dudado en usar el aparato del Estado, fabricando informes y denuncias falsas".
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Con todo, la semana pasada Podemos censuró a Maduro por atribuir los problemas internos de su país a una "conspiración internacional" y saludó el intento de mediación de Rodríguez Zapatero.