Cevik señala que "tras el incidente Turquía propuso también celebrar una conversación telefónica a nivel presidencial".
El viernes pasado la Cancillería turca denunció que un cazabombardero ruso Su-34 violó el espacio aéreo turco, acusación posteriormente reiterada por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Antes el portavoz de Defensa de Rusia, el general mayor Ígor Konashénkov, afirmó que no hubo incursión alguna de aviones rusos en el espacio aéreo turco, y calificó la declaración de Ankara de "propaganda infundada".
Tras el supuesto incidente el presidente turco Recep Tayyip Erdogan informó haber pedido al viceministro de Exteriores que se comunique con la parte rusa y la informe que él personalmente quiere reunirse con el líder ruso, Vladímir Putin.
Las relaciones entre Rusia y Turquía viven una crisis después de que Turquía derribase el 24 de noviembre de 2015 un bombardero ruso Su-24 que participaba en la operación antiterrorista que Rusia lleva a cabo en Siria.
La parte turca afirmó que el avión violó su espacio aéreo, mientras el Estado Mayor General ruso declaró que la aeronave en ningún momento amenazó al territorio turco ni cruzo la frontera del país, lo que confirman también los datos de los radares sirios.
Calificado por Vladímir Putin como una "puñalada por la espalda", el incidente se tradujo en la imposición de un paquete de sanciones económicas por parte de Rusia contra Turquía, en particular en los sectores de comercio y turismo.