"Turquía deportaba a los ciudadanos rusos sospechosos de vínculos con el EI a terceros países con los cuales Rusia no tenía relaciones diplomáticas (Georgia) o sus relaciones eran tensas (Ucrania)", señaló Kárlov.
Con esa política, sostuvo, las autoridades turcas obstaculizaban a Rusia detener a estos elementos.