El mandatario ruso añadió que Moscú apoya una solución exclusivamente pacífica del conflicto libio con la participación de actores regionales y organizaciones internacionales
La Cancillería de Rusia ha expresado reiteradas veces que la situación actual en Libia es otra muestra de que la retórica occidental sobre los derechos humanos y los valores democráticos es tan solo una cortina de humo para ocultar su estrategia agresiva hacia otros países.
Después de la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, Libia sigue sumida en una profunda crisis política. En el país operan numerosas milicias regionales y tribales que en algunas zonas cuentan con mejor armamento que la policía local.
Existe actualmente una dualidad de poder: por un lado, el Parlamento elegido en las elecciones generales con sede en Tobruk (este de Libia) y el Gobierno de transición dirigido por Abdalá al Thani; por otro lado, el Congreso General de la Nación de tendencia islamista con sede en Trípoli y el primer ministro elegido por este Congreso, Omar al Hasi.
Una serie de regiones de Libia no está bajo control de estas autoridades centrales.
Asimismo, actúan en Libia múltiples grupos armados entre los que se incluyen los islamistas radicales.
Una parte de estos grupos juraron fidelidad al Estado Islámico, que controla territorios considerables en Siria e Irak y realiza ejecuciones públicas de rehenes.