"Turquía está deportando a afganos e iraquíes a sus países de origen con el dinero y el beneplácito de la UE. Están siendo deportados a países en guerra, devolviéndolos a las bombas y violando los convenios internacionales", dijo la eurodiputada, que se encuentra en Estambul junto a una delegación del Grupo de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL).
Tras una primera ronda de reuniones con abogados, médicos y diversas ONG, Albiol explicó que "todos han mostrado su preocupación porque Turquía está deportando a afganos e iraquíes a sus países de origen".
Uno de los pilares empleados por la UE para cerrar el acuerdo con Turquía es que sea considerado un tercer país seguro y así tratar de legitimar las deportaciones desde Grecia.
"Antes de venir a Estambul ya habíamos dicho que la situación de los derechos humanos en Turquía, con los ataques a la libertad de expresión y prensa, con la masacre contra el pueblo kurdo, o la ligereza con la que Ankara trata al Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países), eran motivos suficientes para no otorgarle esa consideración y hoy las personas con las que nos hemos reunido, de las que no podemos dar ni el nombre por miedo a las represalias, nos lo han confirmado", alertó Albiol.
Las ONG "también denunciaron abusos, violencia física y violencia sexual en los centros de detención y en los campos de refugiados y refugiadas".
"Turquía no es un país seguro y lo que está haciendo Europa al deportar a los refugiados es poner su vida en peligro", insistió Albiol.
La eurodiputada explica que sólo los sirios y sirias tienen "la consideración de refugiados bajo la figura de la protección temporal", pero las condiciones en las que están viviendo "son absolutamente dramáticas".
Albiol detalla en un comunicado que sólo el 10 por ciento de los dos millones de refugiados y refugiadas sirias que hay en Turquía están en los campos, "el resto está vagando por las ciudades turcas mientras que el Gobierno no les proporciona un alojamiento, no les facilita el acceso a un empleo o cubre sus necesidades básicas".
Explotación
Según las ONG consultadas por el grupo GUE/NGL, los sirios y sirias que tratan de rehacer sus vidas en Turquía "están siendo víctimas de una explotación brutal".
"Los que trabajan, lo hacen en fábricas por sueldos míseros y sin tener ningún tipo de derecho reconocido", agregó Albiol.
Además, "se supone que los niños y las niñas tienen derecho a acudir a los colegios públicos, pero muchos de ellos no pueden ir porque a partir de los 10 años van a trabajar a las fábricas", denunció.
A cambio de hacerse cargo de los refugiados deportados desde Grecia, la Unión Europea se comprometió al pago de 6.000 millones de euros a Turquía, pero "vista la situación, está muy claro que este dinero no va a parar a los refugiados, sino a construir centros de deportación y a controlar las fronteras", criticó la política española.