"No deben empujar a los libios a tomar decisiones apresuradas sino ayudarles a consolidar una estructura militar viable y asegurar una transición política sólida y estable", señaló la analista a esta agencia en los pasillos del Parlamento de Westminster.
Gazzini testificó sobre la situación actual en Libia ante el Comité Parlamentario de Defensa pocos días antes de la visita a Libia del ministro de Exteriores, Philip Hammond.
El ministro conservador prometió al jefe designado del nuevo Gobierno, Fayez al Sarraj, diez millones de libras (unos 12.600 millones de euros) en ayudas enfocadas a la contención de la migración hacia Europa y la lucha contra los feudos islamistas, entre otras cuestiones.
Reino Unido está en la vanguardia de países europeos, además de Estados Unidos, a la espera de desplegar personal militar en Libia para entrenar a las fuerzas de seguridad de este Gobierno auspiciado por la ONU.
"Se habla de enviar entre 4.000 y 6.000 tropas extranjeras cuando aun no está claro quiénes compondrán estas fuerzas de seguridad libias", criticó la experta de la ONG.
De acuerdo con Gazzini, "es necesaria una mejor coordinación entre las fuerzas especiales de Francia, Reino Unido y EEUU" entre los países que, según sus informes, operan en Libia en la actualidad.
"A nivel oficial las fuerzas especiales de estos países están coordinadas, pero sobre el terreno sus planes no siempre apuntan a la misma dirección", admitió con cierta diplomacia.
La analista considera esta táctica "excesivamente limitada" y además "prematura porque implicaría solicitar la autorización de un Gobierno (libio) que ahora es muy débil".
"El problema de la migración no se puede atajar restringiéndolo al acceso a aguas territoriales de Libia y requiere un plan cohesivo y orgánico", señaló la experta de la ONG internacional.
Los ejes de la estrategia deben centrarse, según Gazzini, en el "refuerzo de las fronteras libias", la formación de un "aparato de seguridad que trabaje unido y sin competir entre unas y otras secciones" y un "plan económico viable" que acabe con cinco años de crisis.
Se estima entre 4.000 y 6.000 el número de militantes extremistas, nacionales y extranjeros, en control de unos 200 kilómetros de franja costera y asentamientos del desierto.
"Su presencia en esta zona de Libia supone un riesgo de seguridad directo e indirecto. Puede socavar al Estado atacando campos de petróleo y de gas que perjudican a la economía", resaltó.
Gazzini añadió que la falta de una "solución militar" contra Daesh "pone de manifiesto las divisiones entre grupos políticos" internas y la descoordinación internacional.