Misterios de la vida y de la muerte de Marilyn Monroe

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La muerte del símbolo sexual por excelencia de Estados Unidos continúa envuelta en un halo de misterio.

La muerte del símbolo sexual por excelencia de Estados Unidos continúa envuelta en un halo de misterio.

Se ignora si se quitó la vida de forma consciente, de un modo accidental o si su muerte fue provocada de algún modo. El sargento Jack Clemmons, el primero en llegar a la casa de Marilyn Monroe en Helena Drive cerca de Los Angeles la noche del 5 de agosto de 1962, estuvo siempre convencido de que había tenido lugar un asesinato: la habitación estaba perfectamente recogida, la cama como recién hecha, la criada en plena noche había hecho la colada y a todas las preguntas del policía contestaba que ni ella ni el psicoterapeuta particular de Monroe, Ralph Greenson, habían hecho nada malo. En realidad, el ama de llaves Eunice Murray y el doctor Greenson eran las únicas personas que podía considerar como su familia esta mujer deseada por todos pero absolutamente sola.

El médico forense Thomas Noguchi certificó como causa del fallecimiento la sobredosis de medicamentos, pero no encontró en el cuerpo restos de las cápsulas de los preparados que se habían encontrado abiertos en la habitación. Los órganos internos por alguna razón estaban como arrasados, pero Noguchi no pudo realizar un análisis pormenorizado. Las fotografías de la policía que reflejaban los hematomas en el cuerpo de Monroe, también acabaron desapareciendo.

No era la primera vez que Monroe había intentado suicidarse, hasta el punto de que había estado internada en una clínica psiquiátrica. De modo que parecía perfectamente verosímil la versión de la muerte que apuntaba a que la misma actriz hubiera decidido ajustar cuentas con la vida.

Los estadounidenses de mayor edad que son capaces de recordar a Marilyn Monroe viva están convencidos de que la muerte de este icono de Hollywood a los 36 años con el teléfono en la mano la noche del 5 de agosto de 1962 está de un modo u otro ligada a la más poderosa dinastía política de la época y, en concreto, al presidente John Kennedy y su hermano Robert Kennedy, que ocupaba a la sazón la cartera de Justicia. Como si Monroe, salida de las capas más bajas de la sociedad, hubiese caído en las redes de unas difíciles relaciones con hombres de un círculo social que no era el suyo.

Es posible, que el atractivo y el culto a esta mujer tan hermosa viniera precisamente por eso, por su falta de distancia, por su manera de flirtear perfectamente comprensible para las masas.

La versión que relacionaba a los Kennedy con la muerte de Monroe estuvo en la boca de todos en aquel agosto de 1962, aunque las normas no escritas de los medios de comunicación de la época impidieron que se hablara abiertamente de ella, ya que la vida privada de los políticos de alto nivel se solía envolver en un denso manto de silencio.

Las habladurías sobre una posible relación con John Kennedy las motivó la propia rubia platino cuando, unos meses antes de su misteriosa muerte, con un vestido de encaje (descrito en su momento como “no iba ni vestida ni desnuda...”), y una entonación muy sensual interpretó la famosa canción 'Happy Birthday, mister president' en un acto en el Madison Square Garden ante miles de personas con motivo de la celebración del 45 cumpleaños del 35º presidente de los EEUU.

En aquella época se consideró un gran escándalo, sobre todo si pensamos que la televisión de entonces mostraba a Elvis Presley solo de cintura para arriba porque sus movimientos corporales se consideraban poco decorosos. En realidad, un regalo de cumpleaños así sería un escándalo también en Estados Unidos de hoy, incluso después de haber asistido al 'Monicagate', la famosa epopeya de la investigación de las relaciones del adúltero presidente de Bill Clinton con Monica Lewinsky.

En 1962, los excesos con el alcohol y los tranquilizantes habían convertido a esta rubia por excelencia en alguien difícilmente controlable en público y capaz de comprometer al presidente y al ministro de justicia. Se había convertido en un peligro incluso sin las intenciones que se le atribuyen de escribir unas memorias en las que habría de contar sus relaciones con los dos hermanos más famosos de EEUU; incluso si no llegó a grabar nunca sus conversaciones privadas, como aseguran algunos.

En los archivos del FBI que se han hecho públicos sobre la vida y la muerte de Monroe no hay nada que permita afirmar que hubo una relación de la actriz con John Kennedy; sí hay informes sobre sus relaciones con su hermano Robert.

“Robert Kennedy estaba unido a Marilyn Monroe por profundos sentimientos. Sus estancias en Hollywood fueron frecuentes en los años 1961 y 1962. Le había prometido divorciarse de su mujer y casarse con ella... Ella le amenazaba con hacer públicas sus relaciones”, puede leerse en uno de los informes de los archivos del FBI que no contienen referencias sobre sus fuentes.

Sobre relaciones de izquierdas

El 'Happy birthday' para el presidente sería un acontecimiento muy importante en la vida de la actriz. Durante el rodaje de 'Something's got to give' (Algo tiene que ocurrir), Monroe abandonó Los Angeles para volar hasta Nueva York.

Debido a su comportamiento impredecible y poco correcto, a su eterna impuntualidad, que dificultaba el rodaje de las películas, los estudios Fox, que acababan de sufrir grandes pérdidas con la película Cleopatra (con Liz Taylor y Richard Burton como actores principales) decidieron contratar a una actriz menos caprichosa. Esta no era sino una más de una larga racha de malas noticias. Supo entonces que nunca podría ser madre. Su tercer marido, Arthur Miller, se casó al poco tiempo de su divorcio con la periodista y fotógrafa Inge Morath, que se quedó rápidamente embarazada. Su carrera como actriz parecía ir a menos. Además, como quintaesencia de la belleza femenina, empezaron a disgustarle sus cumpleaños y el 1 de junio el 36º aniversario se convirtió en una excusa más para abusar del champán.

Pero el ídolo de masas acabó abandonada. Greenson, con el que Marilyn estableció una relación de confianza que iba mucho más allá de las meras relaciones entre un médico y su paciente, siempre afirmó que, tras el divorcio con Miller, Monroe no tuvo más relaciones sentimentales. Su corazón se había quedado en el pasado. Seguía con gran interés la vida pública del famoso dramaturgo que era, para ella, la personificación de la cultura y la inteligencia (mientras que él, en el inicio mismo de su matrimonio, había escrito en su diario estas crueles palabras: “Tengo la impresión de que es como un niño pequeño; la odio”).

Bajo la influencia de Miller, que en aquellos momentos estaba siendo vigilado por el FBI debido a sus convicciones de izquierdas, Monroe empezó a simpatizar con los comunistas y la Unión Soviética, hecho que no tardó en llamar hacia ella la atención de los servicios secretos.

“En la comisión del congreso para la investigación de las actividades anticomunistas [que funcionó entre 1934 y 1975] uno de nuestros agentes describió la situación de Miller y Monroe. Dijo que estaban hechos un lío, había confundido a Marx y Lenin con Romeo y Julieta. El Gobierno no intentó inmiscuirse en el romance de Miller y Monroe”, dice uno de los documentos de los archivos del FBI.

Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, los informes empezaron a cambiar de tono: el ídolo sexual de la nación se iba inclinando cada vez más hacia la izquierda, entraba en contacto con los miembros del Partido Comunista durante sus viajes a Moscú e incluso visitó Cuba. Esta última osadía fue un verdadero reto a la ideología oficial.

 “Marilyn Monroe empieza a acercarse al Partido Comunista y los fondos de de su empresa Marilyn Monroe Production, a destinarse a las arcas de los comunistas”, se asegura en otro informe.

¿Fue una de las nuestras?

La escritora Marie Clayton, que publicó un libro para el 50 aniversario de la muerte de la actriz, asevera que la única entrevista de su vida a la que Marilyn acudió puntual fue la reunión con el líder soviético Nikita Jruschov. Se entrevistaron durante la visita a EEUU del Secretario General del PCUS en 1959. Una de las imágenes del libro representa a la estrella de Hollywood que parece ser una aplicada estudiante absorta en el discurso del político pronunciado durante su visita a los estudios Fox.

“Usted es una señorita muy atractiva”, supuestamente dijo Jrushchov. “El cine ha de ayudar a los dos países a entenderse mejor”, supuestamente le contestó Monroe.

Dicha reunión generó un nuevo mito sobre Marilyn, esta vez ya en Rusia: en los medios de comunicación empezó a mencionarse el documental de una exagente del KGB, Liudmila Temnova, titulado 'Monroe en el país de Dostoyevsky'. Narró la historia de una breve pasión que unió a uno de los oficiales que permanecía bajo cobertura diplomática en Nueva York y Marilyn Monroe, que figura en la cinta como agente soviética apodada 'Masha', el diminutivo de María. El desconocido enamorado insiste incluso que la actriz había realizado a Moscú una visita secreta de dos días de duración...

No era ningún secreto que Monroe sentía un profundo respeto hacia la Unión Soviética. La decisión de la actriz de solicitar visado soviético no tardó en convertirse en una noticia de impacto. Monroe primero no quiso hacer comentarios, pero después de que la Embajada soviética en Washington confirmara que “la solicitud está siendo considerada”, explicó que le gustaría viajar como miembro de un grupo de personalidades de la cultura que incluiría, entre otros, a Frank Sinatra.

Marilyn Monroe, nacida Norma Jeane Mortenson, que ni siquiera había acabado sus estudios secundarios, soñaba con dar clases de arte dramático en la Patria de Stanislavsky y actuar en los 'Hermanos Karamázov'. El visado soviético le sería concedido dos años más tarde, pero ni siquiera en los archivos del FBI consta que la rubia más querida de Estados Unidos hubiera realizado su sueño. Posiblemente, no le dio tiempo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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