El último adiós de Boris Chertok, gran diseñador aeroespacial

© RIA Novosti . Ruslan Krivobok / Acceder al contenido multimediaBoris Chertok
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Recientemente en Moscú falleció a los 99 años Boris Chertok, uno de los más renombrados diseñadores de misiles en la Unión Soviética, quien trabajó hombro a hombro con el padre de la cosmonáutica soviética, Sergei Koroliov.

Recientemente en Moscú falleció a los 99 años Boris Chertok, uno de los más renombrados diseñadores de misiles en la Unión Soviética, quien trabajó hombro a hombro con el padre de la cosmonáutica soviética, Sergei Koroliov.

De simple ingeniero a ejemplo a seguir

Existen personas que en vida se convierten en autoridades indiscutibles de su profesión.  Es el caso de Chertok, gracias a su equipo de trabajo, a los proyectos ejecutados y a sus logros conseguidos. Es el icono de la cosmonáutica rusa, le faltaron tan sólo unos meses para cumplir los 100 años.
Nacido en el seno de una familia judía, empezó a estudiar ingeniería eléctrica y entró en una planta de construcción de aviones. En 1945, junto con Koroliov viajó a Alemania para estudiar la herencia del “genio sombrío”, barón Werner von Braun, quien dio un impulso tan fuerte a la construcción de misiles en el Tercer Reich que dejó atrás al resto del mundo.

Al volver a Rusia, los dos diseñadores primero dirigieron los trabajos de imitación del armamento alemán y posteriormente se dedicaron a desarrollar sus propios modelos. Trabajando al lado de Koroliov, Chertok pasó a ser uno de los diseñadores más importantes de misiles.

Participó en un gran número de proyectos, entre ellos, del vehículo impulsor R-7 (apodado “el siete de Gagarin”), las naves Vostok y Vosjod, las estaciones espaciales Saliut y Mir… Era el símbolo del sector, sensato al máximo, con una salud de hierro, lógica implacable de un brillante ingeniero y una excelente capacidad de encontrar fórmulas de compromiso para todo tipo de situaciones.

No quiso participar en las rencillas políticas, de las que tanto gustaban los allegados de Koroliov, ni cuando éste vivía ni después de su muerte ni en las épocas posteriores. Gracias a su postura lejana a la política y a su competencia pasó a ser el árbitro de las disputas profesionales.

Más tarde se dedicó a velar por las tradiciones de la cosmonáutica. Se mantuvo en impecable forma hasta los últimos días: su mente ágil le permitía operar con total libertad con las categorías del desarrollo del sector y captar sin dificultad los detalles técnicos.

La gente que trató a Boris Chertok en los últimos 20 años, quedó maravillada por su fuerza vital y su agudeza intelectual. Su despacho nunca estaba vacío, dado que acudía con regularidad al trabajo, a pesar de su avanzada edad.

Cronógrafo de la exploración espacial

Una de las más valiosas aportaciones de Boris Chertok, que inscribió su nombre con letras de oro en los anales de la cosmonáutica rusa, fue la publicación de sus memorias “Misiles y personas”. Escribió su narración (cuatro tomos) a mediados de los 90, cuando ya se podía hablar del tema.

El valor de la obra no se debe únicamente al toque personal del autor, que, siendo uno de los progenitores del sector, ofrece información de primera mano, sino también al método de pensamiento sistémico. Superó con facilidad el género de memorias para ofrecer un estudio fundamental de toda la historia del desarrollo de la cosmonáutica en la Unión Soviética.

El libro está escrito con una lenguaje impecable, un mérito indudable del autor, más aun porque ninguna de las principales figuras de las exploraciones espaciales ha dejado diarios ni memorias escritas más o menos legibles.

En varias ocasiones, en medio de esta falta de obras autobiográficas han surgido escasas obras, repletas, no obstante, de opiniones subjetivas, tergiversaciones e incluso de discordias personales. La esfera que menos suerte ha tenido al respecto es la historiografía de la defensa antimisiles. Como resultado, se forma una visión equivocada del proceso de toma de decisiones y de su importancia para la causa común.

Sin embargo, gracias al esfuerzo de Boris Chertok y de Nikolai Kamanin, autor de los diarios editados bajo el nombre de “Cosmos oculto”, la cosmonáutica no corrió la misma suerte.

Fracaso tras fracaso a modo de despedida

Los satélites GLONASS, Geo-IK, Express-AM4, Progress-M12M, Fobos-Grunt que se precipitaron hacia el Océano Pacífico desde las alturas espaciales, parecían enfrentarse al concepto del “año del espacio” anunciado con anticipación. Realmente, el gran diseñador merecía otra despedida.

Sin embargo, Chertok no se dejaba llevar por el desánimo. Hace tres meses, en un encuentro digital organizado por RIA Novosti propuso que se dejara de dramatizar la situación e hizo recordar que en la etapa inicial del desarrollo de la cosmonáutica en la URSS hubo también numerosos fracasos. “Yo participé en la preparación de estos fracasos”, bromeó.

Habló también de la importancia de volver a pisar la Luna para “incorporarla a la civilización terrestre” y avisó del peligro de la relajación, porque “Rusia podría perder su liderazgo en la esfera espacial, al que tanto estamos acostumbrados”.

El último gran diseñador de misiles de la época de Segei Koroliov se ha ido. Alguien tendrá que llenar el vacío.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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