El número de visados expedidos en la embajada francesa de Pekín se redujo en los siguientes seis meses a 320.000, lo que supone un descenso del 15% respecto al mismo periodo del pasado año, según el diario hongkonés South China Morning Post.
"En general, el número de turistas que viajan a países que han sufrido un atentado cae durante los dos primeros meses", asegura Xu Xiaolei, encargado del marketing de la compañía China CYTS Tours al diario local Global Times.
"Esos hechos inesperados han aumentado la incertidumbre, lo que supone un cáncer para la industria del turismo", añade.
"Mi novio y yo habíamos pensado ir a Alemania pero mi madre nos ha convencido de cambiar de planes, al final iremos a Tailandia: es más seguro, más barato y además tiene playas", señala Liu, una empresaria pequinesa de 27 años, a Sputnik Nóvosti.
La compañía Ctrip, líder en el sector en China, también ha notado el cambio de rumbo de muchos turistas.
"Desde los ataques terroristas, muchos miran ahora destinos del este de Europa como Hungría y la República Checa o del norte de Europa como Finlandia o Suecia", señala la compañía.
Los operadores han intentado revertir la tendencia abaratando el paquete de viaje a Francia en 1.000 o 2.000 yuanes (entre 150 y 300 dólares).
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Más de 120 millones de chinos viajaron al extranjero el pasado año, lo que supone un nuevo récord en un país con una creciente clase media.
El sector confía en que la caída del valor de la libra esterlina y la ausencia de atentados en el Reino Unido en los últimos años lleve hacia la isla a un gran número de turistas que hasta ahora apostaban por la Europa continental.