"No tenemos intenciones de suministrar armas a Ucrania en esta etapa (del conflicto)", dijo citado por Reuters. El titular galo afirmó que "resulta imprescindible encontrar una solución política a esta crisis".
En abril de 2014 las autoridades ucranianas dieron inicio a una operación especial en el este del país dirigida contra los habitantes de la región que mostraron su descontento con el cambio de poder que se efectuó dos meses antes en Kiev.
Según datos recientes de la ONU, en el conflicto han muerto más de 5.300 personas, en su mayoría civiles.
El 9 de diciembre en la región empezó a regir un nuevo armisticio pactado con la mediación de la OSCE, sin embargo, a partir del 18 de enero, el Ejército ucraniano intensificó los ataques contra las posiciones de los milicianos.
En respuesta, los líderes de Donbás lanzaron una ofensiva para impedir nuevas víctimas entre la población civil debido a los bombardeos de los barrios residenciales densamente poblados.
Moscú considera que los últimos acontecimientos en el este ucraniano, entre ellos los ataques contra Donetsk y otras ciudades, confirman que Kiev quiere resolver el conflicto por la fuerza.
