El británico Lord Norman Foster, ganador del premio Pritzker, el más prestigioso de la arquitectura mundial, admirado por el diseño de sus edificios high-tech, fue presentado el miércoles por el presidente de México, Enrique Peña, como el diseñador de nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.
La idea de la obra se basa en el estudio de aeropuertos futuristas concebidos por el arquitecto inglés, como el de Hong Kong, donde se creó una isla, Pekín, el más grande del mundo; y otros “aeropuertos épicos del mundo”, dijo Foster, de 78 años, durante una presentación en la megalópolis de más de 20 millones de habitantes.
Esto hace que el nuevo aeropuerto de México, que costará unos 10.000 millones de dólares “sea único en su tipo”, explicó el ganador del premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2009.
Un águila en vuelo, rodeado por una serpiente
Inspirado en el águila y la serpiente que se posa sobre un cactus, emblema mexicano, tiene “una forma distinta, una estructura distinta, no tiene un techo convencional, no tiene paredes verticales, no tiene columnas en el sentido tradicional de un aeropuerto”, explicó el experto en megaconstrucciones sustentables.
En cambio, “es una escultura que se extiende, que vuela; una estructura hermosa que abre camino en su género”, dijo emocionado el ganador del Prutzker.
Foster presentó a su socio mexicano, Fernando Romero Havaux: “Con Fernando, y con nuestro equipo, en el que tenemos a los talentos más importantes del mundo, estamos honrados y nos sentimos orgullosos de presentar este distinguido proyecto”, dijo Foster.
Romero Havaux, ganador del Bauhaus Award y arquitecto del futurista museo Soumaya, que el multimillonario mexicano Carlos Slim dedicó a la memoria de su esposa, dijo que “será, sin duda, el símbolo nacional más visible y de mayor impacto”.
El joven arquitecto mexicano dijo que Foster es el arquitecto más importante de nuestra era, y que ambos diseñaron un aeropuerto que fuera “el más sustentable, el más eficiente y el más hermoso”.
“La arquitectura sirvió para consolidar nuestra modernidad”, dijo el arquitecto mexicano, y en este proyecto una vez más, “la arquitectura tiene el potencial para contribuir a consolidar la identidad nacional”.
La nueva megaterminal aérea, en forma de águila en vuelo, se construirá con las más avanzadas tecnologías y herramientas de diseño.
Foster dijo que la obra contará con un nuevo modelo de sustentabilidad, técnicamente conocido como Leed Platinum, para hacerlo el más sustentable del planeta.
En esta obra “la cultura, el espíritu del lugar, los colores, los patrones, son sumamente especiales y distinguen a México”, dijo Foster, diseñador de la renovación del edificio del Reichstag de Berlín, Alemania.
Una obra monumental
“La calidad de la monumentalidad se ubica en la obra de las antiguas civilizaciones y en las obras más recientes contemporáneas también”, explicó Foster.
En este proyecto, “veremos claros que llegan a casi 170 metros, comparados con aeropuertos convencionales de hasta 36 metros”, comparó Foster.
El puerto aéreo contendrá a la vez un museo, “ya que podrá albergar piezas de la antigüedad que tendrían su propio lugar en el paisaje del aeropuerto” agregó el constructor del Metropolitan Building de Varsovia.
A su turno, Peña dijo que “estamos actuando con sentido de responsabilidad y no mirando qué podemos entregar en el muy corto plazo (…) por su magnitud, diseño y beneficio social, será una obra trascendental, emblema del México moderno”.
“Su desarrollo se realizará en etapas, tomará años llevarlo a su máxima capacidad”, dijo Peña, y el final se logrará más allá del fin de su gobierno en 2018, pero la primera etapa de tres pistas para transportar a más de 50 millones de personas, podría estar construida en cuatro años.
La segunda fase, de largo plazo, “contará con un total de seis pistas para atender a 120 millones de pasajeros anuales”, cuatro veces el actual, dijo Peña.
Se estima que en todo el proceso de construcción se empleará directa o indirectamente a más de 160.000 personas.
Entre 2000 y 2006, el presidente Vicente Fox fracasó en sus planes de un nuevo aeropuerto por la oposición intransigente de los pobladores, conocidos como “Los Macheteros”.
Esta vez el proyecto protegerá la zona lagunar más grande del país (el vaso de Texcoco) y se creará un nuevo bosque de 700 hectáreas, “un gran pulmón para el oriente del Valle de México”, puntualizó el presidente.
