Durante las pruebas, celebradas en varios polígonos de Rusia, los carros de combate han acreditado la eficacia de sus versátiles características militares.
Gracias a sus tecnologías de camuflaje, estos vehículos son poco visibles para la gama de ondas infrarrojas, así como para otros espectros. Sus cámaras y radares circulares permiten al tanque no solo someter al enemigo, sino efectuar correcciones en los disparos.