"Hemos revisado el estado del plan de pruebas operacional y estamos de acuerdo en que probablemente se pondrá en marcha en el 2018, dadas las condiciones actuales del calendario en este momento" afirmó a Defense News Frank Kendall, responsable de la política de Adquisiciones, Tecnología y Logística del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. "Nuestro objetivo era que estuviera listo para mediados de 2017, pero está claro que no vamos a lograrlo", reconoció.
Este nuevo revés a los planes norteamericanos se debe a la necesidad de dedicar más tiempo del esperado a actualizar al máximo los 23 aviones que deberán participar en este último periodo de pruebas. Ajustar en ellos el sistema de software y hardware 3F está causando contratiempos, expresó el responsable del programa del F-35, teniente general Christopher Bogdan, citado por el diario.
Según Bogdan, la compañía productora se enfrenta al problema de modificar y actualizar viejos aviones F-35 con el sistema de software y hardware 3F, para que puedan enfrentar la prueba y evaluación de operatividad inicial. El experto niega que el retraso tenga que ver con los problemas técnicos reportados anteriormente, que dejaban a los F-35 fuera de servicio.
Mientras tanto, EEUU sigue a la espera de la novena y décima remesas de aviones F-35s, valorados en 16.000 millones de dólares.
El programa de desarrollo del F-35 se considera el más caro en la historia de EEUU, además del más problemático. En concreto, la semana pasada, los medios, citando a Jeffrey Kerrigan, general de División de la Fuerza Aérea de EEUU, informaron sobre una imperfección crítica del cazabombardero: por la falta de un programa informático, el radar no funciona correctamente.
