Un estudio realizado por científicos australianos de la Universidad de Sidney y publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B ha demostrado que la peculiar obsesión por el sexo de los machos de esta especie de serpiente hace que envejezcan más rápido que las hembras y estén en malas condiciones físicas.
Al parecer, los machos, a diferencia de las hembras, dedican al apareamiento jornadas maratonianas que van de la semana a los 21 días. Esto contribuye a que su organismo sea después incapaz de reparar el daño celular provocado por el cansancio y el período previo de hibernación.
Como consecuencia, los machos tienen una vida más corta que las hembras, que solo invierten de uno a dos días en aparearse.
Principalmente, estas serpientes habitan en América del Norte.