"Rusia concluyó el proceso de recuperación y fortalecimiento del país y, solucionando la tarea de la construcción de un Estado poderos, teniendo tras sus espaldas una nueva potencialidad económica, humana y militar, aspira a convertirse en una potencia influyente", indica el documento.
La declaración indica que la participación de Rusia en la operación militar de Siria desde septiembre de 2015, con "un rápido despliegue de las fuerzas armadas en un territorio lejano, el cumplimiento de la misión en plazos limitados, puede considerarse como un resultado (elocuente) de las reformas llevadas hasta el momento en el Ejército".
En el Libro Blanco japonés de 2016 Rusia no figura entre los países que pueden ser considerados como amenazas de primer orden, a diferencia de China o Corea del Norte.
Si a China y a la situación en la península de Corea este documento dedica 30 y 23 páginas respectivamente, a Rusia solo 14.
El libro describe detalladamente la división de Rusia en distritos militares, el componente numérico de las Fuerzas Armadas y el equipamiento técnico.