La ola del Frente Nacional amenaza al Eliseo

© REUTERS / Pascal RossignolMarine Le Pen, líder del partido Frente Nacional
Marine Le Pen, líder del partido Frente Nacional - Sputnik Mundo
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El éxito del Frente Nacional en las elecciones regionales ha sido de tal magnitud que en Francia ya nadie da por imposible una victoria de la líder del partido, Marine Le Pen, en las elecciones presidenciales de 2017.

«Seísmo», «resultado histórico», la prensa agota los términos para resumir el espectacular avance del FN desde que la hija del viejo patrón, Jean Marie Le Pen, se hiciera con la presidencia de la organización y neutralizara la dialéctica fascista de su padre.

El proceso de «desdemonización» llevado a cabo por sus jóvenes dirigentes ha convertido al FN en el principal partido de Francia por el grado de apoyo electoral. Para los socialistas, en el poder desde 2012, es la quinta derrota consecutiva en comicios locales, europeos y regionales.

Líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, y su padre Jean Marie Le Pen (archivo) - Sputnik Mundo
Le Pen se deshace del lastre de su padre
De las trece regiones en liza, el Frente Nacional lidera seis, antes de la segunda vuelta. Los socialistas, que antes de su reforma del mapa regional de Francia, gobernaban en 21 de las 22 antiguas regiones, tienen esperanzas de administrar al menos tres. La derecha de Nicolas Sarkozy (Los Republicanos), aliado con dos partidos centristas, tendrá la responsabilidad de disputar al FN el próximo domingo la final en varias regiones.

El Partido Socialista, consciente de su debilidad para disputar la victoria en la segunda vuelta, ordenó a algunos de sus candidatos hacerse el harakiri y retirarse de la campaña, para dejar vía libre a su rival de centro derecha. Esta política de abandono, basada en un pretendido principio de defensa de los « valores republicanos » no es comprendida por buena parte de sus votantes ni por algunos de sus líderes regionales. Así, para intentar cerrar el camino de la victoria a Marine Le Pen en la gran región Norte-Paso de Calais, Picardía, y la de su sobrina Marion Marechal Le Pen, en Provenza-Alpes-Costa Azul, los candidatos del PS piden ahora a sus lectores votar a Los Republicanos de Sarkozy.

Pero la orden del gobierno y del partido no ha sido aceptada por su aspirante en otra región importante. Alsacia-Champaña, Lorena, que ha manifestado que retirarse de la lucha es hacer el juego, precisamente, al Frente Nacional.

Partidarios del Frente Nacional - Sputnik Mundo
"El apoyo al Frente Nacional es una llamada a más soberanía"
La desesperación socialista es tal que prefieren quedarse sin representantes en las principales asambleas regionales del país, con tal de evitar el triunfo del Frente Nacional. La atención del Presidente François Hollande y de su Primer Ministro, Manuel Valls, no está ya en los comicios regionales, sino en la fuerza que unas eventuales victorias frentistas tendrían como trampolín hacia las presidenciales.

Ni los insultos a los líderes del FN, ni la política del miedo a lo desconocido, ni la descalificación de los valores que representa el Frente Nacional, ni el desprecio implícito a la voluntad de millones de franceses que votan a este partido sin sentirse por ello «fascistas» o de «extrema derecha», consiguen frenar al aumento constante desde hace años del respaldo popular a una formación política que se produce en paralelo a la pérdida de adhesión de los dos principales formaciones políticas tradicionales y a la desaparición electoral de los comunistas y otras formaciones a la izquierda de la izquierda.

En la primera vuelta de las regionales, el FN, el único partido que se presentaba sin alianzas con terceros, roza el 30 por ciento de los votos, casi 4 puntos por encima de la alianza entre Los Republicanos del expresidente Nicolas Sarkozy y dos partidos centristas, y a siete del Partido Socialista, que se presentaba en compañía de los Radicales de Izquierda.

Más aquí: Frente Nacional gana la primera vuelta de las elecciones regionales en Francia

Los socialistas intentan «vender» que su retirada en las regiones donde existe «el peligro de victoria del FN» es un ejemplo de coherencia republicana. Y reprochan a Nicolas Sarkozy no hacer lo mismo en los duelos regionales donde los representantes del centroderecha llegan solo en tercer lugar, por detrás de los socialistas.

La dispersión del voto de la izquierda en las presidenciales del 2002 provocó una final Chirac-Le Pen que se resolvió con un apoyo mayoritario de los votantes de la izquierda al candidato de la derecha. Pero Francia ha cambiado mucho en estos años.

El Frente Nacional recoge ahora no solo el voto de su electorado histórico, sino el de una mayoría de jóvenes, de obreros, de empleados de comercio, de funcionarios. La «desdiabolización» personificada por Marine Le Pen no es la única razón del éxito electoral del FN.

Tres décadas de estrategia errónea

Desde hace más de 30 años, los ciudadanos franceses observan y sufren las consecuencias de una alternancia derecha-izquierda que no ha conseguido frenar la decadencia de la educación, la desindustrialización, la depresión del mundo rural, el aumento del desempleo, del sentimiento de inseguridad y la incapacidad de abordar el debate sobre la identidad nacional sin abandonar lo políticamente correcto.

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Marine Le Pen, una obsesión francesa
Los partidos políticos tradicionales, incluidos los comunistas, desaparecidos del radar electoral, han fracasado en abordar la competencia del Frente Nacional. La descalificación constante y el insulto podían ser suficientes ante las aberraciones que escupía Jean Marie Le Pen. Pero el antiguo líder estaba menos interesado en gobernar algún día que en vomitar salvajadas y ocupar el espacio mediático. Sus seguidores, con su hija la frente, han convertido al FN en un partido «como los demás». Marine Le Pen ha logrado neutralizar a su padre y ofrece una alternativa a las políticas preconizadas por la izquierda y la derecha tradicionales.

Esa izquierda ve cómo sus antiguos votantes — e incluso ex militantes- prefieren entregar su esperanza al FN que, por cierto, en muchos casos propone medidas económicas consideradas, antes, de izquierda.

Lea más: Francia: la izquierda, a la deriva

La derecha «gaullista» lo tiene también difícil ante un rival que, en teoría, viene a pescar en sus caladeros tradicionales. El partido de Sarkozy, pero también del más centrista Alain Juppé, no coinciden en el método para resistir al FN. O derechizarse y cazar en los cotos del FN, o mantenerse en la defensa de la moderación sin caer en la trampa de la radicalidad, donde el cliente/votante prefiere siempre el original a la copia.

Los indignados, con Le Pen

Las campañas políticas y las de la prensa del establishment no han obtenido éxito alguno en su empeño por frenar la ola azulmarina con lecciones morales y apelando al miedo. El espantajo de «la extrema derecha» ya no hace efecto ante el electorado. La ciudadanía no excluye al Frente Nacional del ámbito de la República, por mucho que se empeñen sus enemigos políticos.

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Líderes opositores franceses hablan de una guerra contra yihadistas
El Frente Nacional ve cómo sus rivales de izquierda y derecha van adaptando sus idearios a lo que el partido propone desde hace décadas sobre asuntos como la emigración, la identidad nacional, el tratamiento de la delincuencia, el freno al islamismo en las banlieues…

El último ejemplo se hizo visible en el debate sobre las medidas de excepción tras los atentados del 13 de noviembre en París. EL FN coreaba las propuestas defendidas por el gobierno, atribuyéndose la paternidad de las mismas. Es difícil hacer un análisis sobre el impacto de esos atentados en el voto de ayer. Los analistas piensan que los resultados hubieran sido similares sin las acciones de los terroristas. Lo que sí aparece como una evidencia es que al aumento espectacular en la popularidad de François Hollande en los últimos días no se ha traducido en las urnas. Los franceses parecen más sensibles a los problemas cotidianos que a los efectos de los gurúes de la comunicación.

Queda una semana de campaña que se resume a «todos contra el FN». Poco tiempo para inventar una nueva estrategia contra las ideas personalizadas por Marine Le Pen. El Frente Nacional forma ya parte del «sistema» y los indignados franceses forman parte también de él. En su mayoría votan al partido de los Le Pen.

Los estados mayores de los partidos tradicionales han decretado el estado de emergencia política nacional. Los electores demuestran, por el momento, preferir la opción que ofrece recetas pergeñadas hace décadas pero de absoluta actualidad en el presente.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

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