El fin del terrorismo no es solamente matar ciegamente, sino lanzar un mensaje para desestabilizar al enemigo
— Umberto Eco
Nadie esperaba en Occidente que la aviación militar rusa atacara el sistema de abastecimiento, de comunicaciones, los depósitos de armamento y las infraestructuras terroristas justo el pasado 30 de septiembre, cuando Putin autorizó las acciones militares en Siria.
Lo curioso fue cuando un día antes de la destrucción del hospital de los Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz (Afganistán) por los aviones norteamericanos, el Departamento de Estado advirtió al Kremlin que los ataques de los aviones rusos producirían muchas víctimas civiles. Todo resultó al revés. Durante el bombardeo norteamericano que duró 30 minutos el único hospital en Kunduz, cuyas coordenadas sabía perfectamente el Pentágono, fue destruido. Murieron durante el ataque 12 médicos y diez pacientes, entre ellos tres niños. Los dirigentes del MSF ya acusaron al gobierno norteamericano por este "crimen de guerra" ante las Naciones Unidas.
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La idea de Washington, que los "moderados rebeldes" sirios entrenados por EEUU, Arabia Saudita, Israel, Turquía y Catar serán capaces de luchar contra el feroz EI y el ejército sirio bien armado creyendo en su victoria es un cuento de hadas creado por la fantasía de los halcones iluminados norteamericanos y que es prácticamente imposible de aceptar usando una simple lógica. Actualmente el término de los "moderados rebeldes" incluye a los yihadistas de al-Qaeda y a los terroristas al-Nusra, ambas organizaciones ligadas estrechamente al Estado Islámico.
Según sus creadores y auspiciadores, el Estado Islámico también es un instrumento de los globalizadores tanto neoliberales como neoconservadores para desestabilizar países, hacer crecer la fobia anti islámica, aumentar las ganancias del complejo industrial — militar, justificar la guerra "permanente preventiva" y crear las condiciones para la expansión de Israel y fortalecer la hegemonía norteamericana. No hay que olvidar que durante los últimos 40 años, Washington trató de terminar primero, con el poder de Hafez Asad (el padre del actual presidente) y actualmente con el régimen de Bashar Asad debido a la amistad de ambos líderes con la Unión Soviética y ahora con Rusia.
Así es la estrategia norteamericana. Al invadir Irak destruyeron todas las organizaciones sunitas para llevar al poder a los chiitas, después empezaron a comprar a los líderes sunitas y apoyaron su lucha contra los chiitas. Ahora están utilizando a los sunitas del Estado Islámico, de al Qaeda, al Nusra y sus grupos afiliados en la lucha contra los alawitas y chiitas en Siria. A los globalizadores no les interesa el sufrimiento del pueblo sirio que ya perdió 250.000 de sus ciudadanos durante estos cuatro años de la guerra y que la mitad de los 22 millones de habitantes de Siria están desplazados (siete millones) o refugiados (cuatro millones). Para lograr el dominio total de la región están proyectando unos 20 años de lucha entre 20 millones de sunitas y 100 millones de chiitas en todo el Medio Oriente, abarcando posteriormente a Rusia y la Unión Europea.
Recientemente el primer ministro libanés Tammam Salam declaró que "no hay seriedad en la guerra de EEUU contra el Estado Islámico. Su objetivo en realidad no consiste en la eliminación del EI, sino en el reforzamiento de su presencia". El analista del think tank conservador Brookings Institute, Tony Cartalucci, señaló que "el gol es dividir, destruir, ocupar la nación soberana miles de millas distante de las costas de EEUU". Para el director de la publicación Global Research, Michael Chossudovsky, "el EI no es el blanco de los ataques, sino al revés. Los ataques aéreos norteamericanos están destinados a destruir la infraestructura de Irak y Siria. Lo mismo sucedió en Irak, Afganistán, Libia y antes en Yugoslavia".
Tampoco faltaron los rusos ahora dando su apoyo militar a Siria. Resulta, según la prensa norteamericana, que en una semana de ataques aéreos contra el EI, al Nusra, al Qaeda y sus ramificaciones, los rusos hicieron más daño a estas organizaciones terroristas que los aviones militares del Pentágono durante un año. Lo gracioso es que los yihadistas sorprendidos, expresaron su indignación y el descontento por la actuación rusa en estos siete días mientras guardaron silencio durante un año sobre los supuestos bombardeos norteamericanos contra sus posiciones.
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Parece que el mundo está de cabeza y el único país que está actuando con lógica es Rusia al oponerse decididamente a la política de caos impuesta por Estados Unidos en el Medio Oriente. Al intervenir en Siria, el presidente ruso Vladimir Putin mostró el verdadero carácter de su pueblo y su sabiduría en el ajedrez al intervenir en el actual enfrentamiento geopolítico y económico con EEUU y sus peones de la OTAN, Catar y Arabia Saudita, mientras Barack Obama prefiere jugar damas. Por algo cada país tiene su gusto y sus costumbres. Así son las cosas. Lo más importante es que la paz retorne al sufrido pueblo de siria.
Dijo alguna vez Friedrich Nietzsche, "una alianza es más sólida si los aliados, más bien que conocerse mutuamente, creen los unos en los otros". La mayoría de los sirios creen en los rusos y el pueblo ruso está de acuerdo con su gobernante. En estas condiciones la lógica de la paz debe triunfar.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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