Mariana de Gonitch en el alma de Rusia y Cuba

© Foto : Embajada de Rusia en CubaVelada musical dedicada a la memoria de la cantante Mariana de Gonitch
Velada musical dedicada a la memoria de la cantante Mariana de Gonitch - Sputnik Mundo
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Si hoy el canto lírico es una opción habitual en los escenarios cubanos, se debe en gran medida a Mariana de Gonitch, natural de Rusia.

“La labor artística y pedagógica desarrollada por Mariana de Gonitch en el campo de la lírica musical y su enraizamiento en la vida cultural de la isla, constituyen un símbolo de los vínculos entre Rusia y Cuba”, señaló Mijail Kaminin, embajador de la Federación Rusa en La Habana, a propósito del Concurso Nacional de Canto que lleva el nombre de la diva y que organizara la Academia homónima, con la participación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y la representación diplomática rusa.

Una misa concierto en la Catedral Ortodoxa de La Habana, la peregrinación a la tumba de la destacada artista y conversatorios con quienes la conocieron, completan el homenaje.

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Velada musical dedicada a la memoria de la cantante Mariana de Gonitch

Nació en San Petersburgo el 5 de febrero de 1900 y en Cuba vivió sus mejores años, hasta su muerte en 1993. Ahora, en La Habana, tanto rusos como cubanos recuerdan a la soprano y maestra que más allá del reconocimiento internacional que alcanzó, dejo una huella en la cultura nacional de la isla.

Y es que su historia y su arte aún sorprenden a las nuevas generaciones de cantantes líricos y a muchos que se interesan por esta mujer excepcional. Hija de un jefe de la armada rusa que tuvo la visión de iniciarla en estudios de idiomas y solfeo, así como piano y ballet en el Conservatorio Imperial de San Petersburgo. Sus primeras clases de canto las recibe con la célebre soprano Medea Figner, solista de la Opera Imperial del Gran Teatro Mariinsky.

Pero es en París donde despega su carrera mundial, primeramente como discípula del afamado tenor francés Paul Leire y luego, con las clases magistrales de repertorio con la eminente soprano Elizabeth Kutcherra, estrella en los teatros de Viena, Berlín y Leipzig.

Con 23 años de edad triunfa en el Gran Teatro de la Ópera de París y el Teatro de los Campos Elíseos interpretando los personajes de Doña Ana y Margarita, en las óperas de Don Geovanni de Mozart y Fausto de G. Gounod. Una carrera artística que se extendería después por las principales salas de conciertos y teatros del mundo.

En 1928 llega a Leipzig para interpretar el personaje de Margarita de la ópera Fausto, con Fiódor Shaliapin en el rol masculino. Un encuentro que recordó toda su vida y que relataba años después ya en La Habana.

“El día que conocí a Shaliapin, el bajo más grande que ha existido, me parecía mentira que él aceptara cantar conmigo. Yo era una soprano joven que empezaba, y él, un consagrado”, contaba Mariana.

“A mi llegada, el empresario me comunicó que debía cantar en ruso y yo, aterrada, le respondí que sólo había interpretado el papel de Margarita en francés. En eso, Chaliapin, que hasta entonces no había hablado, me dice: Bueno, si cantas como te ves, serás una magnífica Margarita”.

Los principales escenarios de Francia, Inglaterra, Alemania, España, Portugal, Holanda, Suiza y Estados Unidos, se rinden a sus encantos. Pero en 1940 hace su más larga gira. Se queda en Cuba, por más de medio siglo.

Aunque no abandonó del todo las actuaciones internacionales, en La Habana se dedicó principalmente a la enseñanza del canto y al desarrollo del arte lírico en Cuba. En 1945 crea la prestigiosa Academia de canto Mariana de Gonitch, por donde pasaron las mejores voces del patio. Comenzando por su primera discípula, la gran soprano Esther Valdés, y continuando con muchos de los que hoy triunfan en el mundo, que le deben a Mariana su formación, entre ellos Alina Sánchez, Maribel Ferrales, Manolo Álvarez Mera, Maggie Carlés y hasta salseros como Isaac Delgado.

Los muchachos que hoy compiten en el concurso de canto, no tuvieron tanta suerte. Pero a pesar de no haber podido recibir directamente las enseñanzas de la insigne maestra, son herederos de un legado cultural que una vez más, hermana a rusos y cubanos.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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