El secretario general de la Alianza señaló que "es importante que todas las partes cumplan sus obligaciones para que los separatistas apoyados por Rusia no aprovechen el receso en los combates para preparar una nueva ofensiva".
"Todas las armas pesadas deberán ser retiradas de la línea del frente, en consonancia con los acuerdos de Minsk, y los observadores de la OSCE deben tener un acceso total a la región, para monitorear el cese al fuego", declaró Stoltenberg.
Por su parte, el presidente de Eslovaquia, Andrej Kiska, declaró que el alto al fuego en Ucrania es real aunque bastante frágil, de ahí la necesidad de hacer todo lo posible por conservarlo.
"Estamos de acuerdo todos de que existe un armisticio, pero es muy frágil, hay que hacer todo lo posible, todo lo que esté a nuestro alcance para conservarlo", dijo Kiska en rueda de prensa conjunta con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Las autoridades de Kiev iniciaron en abril del año pasado una operación militar contra los independentistas del este del país que se negaron a reconocer el golpe de Estado de febrero de 2014.
Según los últimos datos de la ONU, más de 6.000 civiles han perdido la vida en el conflicto y más de 14.800 han resultado heridos.
Las partes intentaron en varias ocasiones llegar a acuerdos con mediación de Rusia y la OSCE.
El último encuentro del Grupo de Contacto, acontecido el 12 de febrero, concluyó con la aprobación de un paquete de medidas dirigidas a lograr el cumplimiento de los acuerdos de Minsk, en particular, el cese al fuego a partir del 15 de febrero, la retirada del armamento pesado y la creación de una franja de seguridad.
Tras el armisticio se reanudaron los enfrentamientos, las partes se acusan mutuamente de violar el alto al fuego y afirman que solo responden a los ataques enemigos.
Kiev estudia una solicitud a la ONU y la UE sobre el envío a Donbás de un cuerpo de paz.