Este indicador proporciona un avance del IPC que, en caso de confirmarse, supondría una disminución de cinco décimas en su tasa anual, ya que en el mes de julio esta variación fue del 0,1 por ciento.
Este descenso se explica sobre todo por la bajada de los precios de los carburantes (gasoil y gasolina) y de la electricidad, según el INE.
Con esta caída, el IPC regresa a tasas negativas, tras los avances de junio y julio.
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En estas fechas es habitual que aumenten los precios tras el fin de las rebajas de verano.
Sin embargo, los carburantes siguen marcando el camino de este indicador.
Tan solo en esta semana de agosto, los precios de la gasolina y de gasóleo se han abaratado hasta un 1,6 por ciento para situarse en sus niveles más bajos del verano, coincidiendo con la operación retorno de las vacaciones estivales.