El proyectil carecía de los mecanismos elementales para proteger el presunto satélite de las vibraciones del despegue, lo que apuntala las sospechas internacionales de que era una prueba encubierta de misiles de larga distancia con finalidades bélicas.
"Los resultados muestran que el misil de largo alcance lanzado por Corea del Norte no fue para el desarrollo de satélites sino para el de misiles balísticos", concluyen.
Otro factor que apoya esa tesis es la falta de señales recibidas desde que el supuesto satélite fuera puesto en órbita el pasado 10 de febrero.
El misil utilizado sería el mismo que el lanzado el diciembre de 2012, ya que coinciden en peso, diámetro y motor de propulsión.
El segundo lanzamiento del mismo misil acredita que Pyongyang "ha mejorado la fiabilidad de los componentes de proyectil", aseguran los expertos.
El reciente lanzamiento de un misil de larga distancia provocó la última ronda de sanciones económicas de la ONU a pesar de que Corea del Norte insistió en su naturaleza científica y reclamó su derecho a la investigación.
La puesta en órbita de un satélite y un misil balístico de larga distancia comparten la misma tecnología por lo que es difícil identificar su naturaleza.