Los científicos retrasaron su despegue a causa del excesivo viento en las capas altas de la troposfera.
Si todo va bien la operación tendrá lugar mañana, viernes 30, en la base del ejército del aire de los EEUU en Vanderberg, muy cerca de Los Angeles, a las 9:20 de la mañana, hora local.
Corren tiempos de recortes presupuestarios para la NASA, pero la agencia todavía mantiene proyectos tan importantes como el SMAP (Soul Moisture Active Passive), nombre del nuevo satélite, que consta de una enorme antena rotatoria, un radiómetro y un radar.
Entre sus misiones estará la de reunir datos sobre las cantidades de dióxido de carbono acumuladas en la atmósfera.
También ayudará a anticipar posibles inundaciones y sequías y, en general, debe de contribuir a una mejor comprensión de las complicadísimas dinámicas meteorológicas.