El manejo de esa reunión que el candidato republicano explotó a favor de su campaña y el nuevo formato de "talk show" con público cautivo es una idea mal realizada, dice el autor del libro reciente "La Comunicación Presidencial en México: 1988-2012".
El gobierno de Peña Nieto "sí tuvo una buena estrategia de comunicación en el primer año, que fue acompañada por el Pacto por México", una negociación con todas las fuerzas políticas en el Congreso para aprobar un paquete de reformas estructurales que durante 12 años el ecléctico Partido Revolucionario Institucional (PRI, gobernante) bloqueó cuando era oposición.
A partir de allí, los estrategas de comunicación del mandatario "perdieron la brújula, y desde entonces no han sabido comunicarse, ni adaptarse a la nueva realidad de país, es un estilo para un México que ya no existe".
El entono del mandatario, según el analista, diseña políticas de comunicación anticuadas y la mentalidad que prevalece es la de aquella veja cultura política en la cuna del PRI, el estado de México que rodea la capital, que gobernó 71 años hasta el 2000, y regresó con Peña Nieto en 2012.
"Con este procedimiento de encerrar al presidente en una burbuja —prosigue el analista—, lo alejan de cualquier supuesto riesgo y él se aleja de la ciudadanía".
Las calificaciones de 23 a 27% de aceptación implica que entre 70 y 80% de los ciudadanos rechaza al presidente. Lo que está ocurriendo es que al jefe del Ejecutivo solo lo acepta el voto duro del PRI, "ha perdido la posibilidad de relación con el resto del electorado".
La reacción de Peña Nieto cuando fue interrogado sobre el tema de su impopularidad, fue que no le interesa su imagen, sino aplicar las políticas que considera necesarias.
"Si al presidente no le interesa su imagen, eso cierra toda posibilidad de replantear la estrategia de comunicación con la sociedad, que muestra de manera permanente su hartazgo y desconfianza, no solo en los sondeos sino en la vida cotidiana", dice el académico y consultor.
El problema del discurso presidencia llega a un extremo: "es su casi nula la credibilidad".
Vino nuevo en odres vejos
Los nuevos eventos mediáticos para supuestamente cambiar la comunicación, como el formato estrenado la noche del jueves para el informe, es una buena idea que ha sido utilizada por los norteamericanos en su cultura política mediática; pero ha sido muy mal realizada, dice el investigador y profesor de la jesuita Universidad Iberoamericana.
"Esa idea de foro abierto, solo tiene sentido si hubiera una real representación de los jóvenes de México, donde la sociedad viera que el presidente toma riesgos reales", cuestiona Aguilar.
"Con ese formato, realizado con la vieja mentalidad de aplaudidores, la esencia de la estrategia comunicacional para responder a la sociedad pierde sentido", dice Aguilar.
Se trató, resume, de un evento artificial de jóvenes que representan ese pequeño núcleo cercano al gobierno, que el resto de la sociedad rechazará por no verse representada.
Durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) los informes anuales del Ejecutivo se presentaron en el Palacio Nacional y no ante el Congreso. Han pasado 11 años sin diálogo público entre el presidente y el Congreso.
El clima de crispación política en México, ha causado un fenómeno adicional: la agenda de la elección presidencial de 2018 se ha adelantado a este 2016, entre los analistas, encuestadores, medios y líderes políticos: "La elección presidencial de 2018 ya está aquí", puntualiza el autor.