"No creemos que las restricciones sean eliminadas por completo", dijo Bokarev a los periodistas, añadiendo que las decisiones del BERD fueron más duras que las sanciones impuestas por EEUU y la UE a Moscú por su supuesto papel en la crisis ucraniana.
El funcionario instó a la entidad europea a flexibilizar su postura y financiar proyectos en el sector privado.
"Sería una señal muy positiva si se logra avanzar al menos en este plano", subrayó.
El BERD, dijo Bokarev, sufre pérdidas por congelar la financiación de proyectos en Rusia.
Recordó que hace poco un tercio de la cartera del banco estaba vinculado al país.
"Incluso ahora cuando nuestra cuota constituye alrededor del 10%, los proyectos rusos le generaron al BERD en 2015 un tercio de sus beneficios", recalcó.
La rentabilidad de las inversiones en otros países, aseguró, no ha sido comparable.
Tras las sanciones occidentales impuestas a Rusia en 2014, la mayoría de los accionistas del BERD recomendaron al banco rechazar nuevos proyectos en el país.
Anteriormente los medios informaron que Moscú había presentado una queja a la mesa directiva del banco europeo en la que denunciaba que la suspensión de las actividades en Rusia violaba los estatutos del banco.
El representante de la institución Antón Úsov confirmó a RIA Novosti que el Consejo de Directores estudió el martes la queja rusa, sin dar más detalles.
Más tarde una fuente aseguró a la misma agencia que los accionistas no encontraron infracciones en la política de inversiones hacia los proyectos rusos.
El BERD con sede en Londres fue fundado en 1991 para ayudar a las naciones de la extinta Unión Soviética a realizar una transición a la economía de mercado.
Entre sus mayores accionistas figuran EEUU, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón.
