El gobierno de Enrique Peña, que cumple tres años en el poder "no parte con buenas expectativas hacia la segunda mitad de su mandato, se avecina una tormenta perfecta de bajos precios del crudo, una caída de la cotización del peso con relación al dólar, y una baja constante de la producción petrolera", dijo el analista en temas presupuestales de la fundación independiente Fundar.
La tendencia de bajos precios se mantendrá en el tiempo, y el Gobierno lo sabe: "por esa razón el gasto público se programó con un nuevo modelo de presupuesto denominado Base Cero, lo que significa sujetar todos los egresos del Estado a un análisis riguroso, reduciendo costos, con ahorros que garanticen la estabilidad, evitar mayor endeudamiento y nuevos impuestos".
Es la gran promesa del presupuesto federal, "pero en los ajustes realizados no hay recortes de gastos federales suntuosos, hay reducciones pequeñas a los salarios de los altos funcionarios, que continúan elevados en comparación con la iniciativa privada y otros países", señala el especialista.
Las reformas estructurales demoradas por décadas, a las cuales se opuso durante más de 12 años el longevo Partido Revolucionario Institucional (PRI) mientras estuvo en la oposición, fueron aprobadas por un pacto ideado por Peña, con un inédito acuerdo de todas las fuerzas en el Congreso.
Pero el crecimiento logrado en tres años de gobierno ha sido un mediocre 2 por ciento anual en promedio, aunque con el 2,5 que este martes han estimado los analistas privados consultados por el Banco de México (central, emisor) la mexicana es las más dinámica de las grandes economías de América Latina.
Cinturón apretado
Pero vienen tiempos difíciles: “la consigna de apretarse el cinturón no se ha cumplido en los círculos de la Presidencia”, dice Arredondo.
“Continúan los gastos suntuosos, discrecionales y figuras de opacidad, como la asignación directa o invitación restringida en los contratos de obras”, que han generado en el pasado conflictos de interés de los gobernantes y contratistas.
En cuanto a la deuda pública mexicana, México no tiene los problemas fiscales de otras grandes economías; pero su deuda pública es la más alta de su historia.
No obstante, “no hay claridad de quiénes son los acreedores en detalle, cuánto paga México y a cuáles tasas de interés”, es una exigencia de la sociedad civil al Poder Legislativo, explica el investigador ciudadano.
Por su parte, la plataforma ciudadana Curul 501, en alusión un sillón adicional que reclama la sociedad civil a los 500 diputados del Congreso ha lanzado una lista de diez exigencias, para evitar el impacto de la crisis que se viene con la magra inversión social en 2016.
La primera es “transparentar los préstamos para el desarrollo provenientes de los organismos financieros internacionales”; y en segundo lugar, respetar el presupuesto para salud, como los programas recortados para la salud sexual y reproductiva de los adolescentes.
En cuarto lugar, eliminar los recortes en el Sistema de Protección Social en Salud, donde existe un “débil control del gasto”; en quinto lugar, fortalecer el presupuesto a los programas de género a favor de las mujeres; y sexto, respetar el presupuesto para planificación familiar.
La séptima y octava demanda es impedir que se recorte es el gasto para la infancia; y también para los refugiados que huyen de la violencia en Centroamérica y el Caribe en ruta hacia EEUU.
La novena es mantener el apoyo a las comunidades campesinas y, finalmente, limitar la excesiva propaganda gubernamental, que tiende a incrementarse a medida que se acerque la contienda por la sucesión presidencial en 2018.