Los autores del estudio compararon los flujos migratorios desde varios países de Asia Central, principalmente, Tayikistán y Kirguistán, en cuyo PIB las remesas de emigrantes representan más del 40% y un 30%, respectivamente.
El principal móvil para la migración es el alto índice del paro en estas naciones, comparado con la tasa existente en Rusia, a lo que se suma la fuerte diferencia en el nivel de retribución laboral.
Los migrantes centroasiáticos hacen en Rusia trabajos que tienen escasa o nula demanda entre ciudadanos rusos. Como sucede en otros países, también son los primeros en perder empleo cuando hay un excedente de mano de obra.
A partir de 2010 el flujo de migrantes desde Asia Central a Rusia y el volumen de remesas en el sentido contrario se mantuvieron en aumento hasta que la recesión y el endurecimiento de las leyes migratorias provocaron una bajada importante en 2015.
Para finales de este año, sin embargo, la migración recuperó los niveles de antes y, según las previsiones de expertos, preservará la tendencia al alza hasta 2030.