"La práctica mundial consiste en destruir los productos de contrabando, es una infracción de las leyes. No podemos tolerar que productos de dudosa calidad se envíen a nuestras tiendas, a las redes de distribución, pues pondríamos bajo riesgo la salud de los conciudadanos", dijo el ministro al canal de televisión Rossiya 24.
Tkachov no descartó que la lista de artículos sujetos al embargo se amplíe en el futuro.
Sin embargó, añadió, hay que analizar detalladamente la posibilidad de una ampliación del embargo ya que “ la seguridad alimentaria del país está en juego”.
El titular de Agricultura informó que su Ministerio recibe “muchas propuestas de diferentes asociaciones, uniones y gabinetes del poder” sobre el tema.
La retirada de algunos artículos y alimentos determinados podría provocar el pánico en el país así como carencia e inflación, explicó.
“Por lo tanto, optamos por un enfoque evolutivo que está justificado”, subrayó Tkachov.
Por su parte, Alekséi Alekséenko, asistente del director de Rosseljoznadzor (organismo ruso de control veterinario y fitosanitario), considera que repartir los alimentos vetados es posible “en teoría”, pero representa un riesgo a causa de su "procedencia desconocida".
“Para nosotros, los especialistas en seguridad (…) se trata de alimentos de procedencia desconocida, no creo que los contrabandistas elijan los alimentos más caros y seguros para después llevarlos a nosotros, creo que tratan recibir el mayor beneficio posible”, dijo a la cadena Rossiya 24.
Este jueves Rusia comenzó a destruir productos confiscados sujetos a las sanciones.
La semana pasada el presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó un decreto sobre la destrucción obligatoria de los productos de entrada prohibida en el país incautados en la frontera a partir del 6 de agosto.
En agosto de 2014 Rusia limitó la importación de productos agropecuarios procedentes de los países que impusieron sanciones en su contra.
Entre los productos sancionados se encuentran la carne, los embutidos, el pescado, las hortalizas, las frutas, los productos lácteos.
Posteriormente, el 25 de junio de este año, Rusia tomó la decisión de extender el embargo alimentario por un año, hasta el 5 de agosto de 2016, luego de que la UE extendiese sus sanciones hasta el 31 de enero del mismo año.