Asimismo, los ataques en París han demostrado una vez más que el terrorismo no reconoce naciones ni fronteras, pues, según datos policiales, han sido organizados por ciudadanos de varios países y de diferentes etnias.
Muchos en Europa aún están convencidos de que los terroristas llegaron a la Unión Europea con el último flujo de migrantes, en vez de pensar que en un mundo globalizado no hace falta enviar un comando terrorista a miles de kilómetros para organizar un atentado.
Y allí radica el principal problema de seguridad en Europa, y es entender que hoy en día los terroristas no vienen desde lejos, sino que están integrados en su sociedad. Es más: la propia sociedad europea les alimenta con su política internacional. Allí es donde hay que buscar las causas del terrorismo y de los terroristas.
Pero hay otro punto esencial que no está presente en los medios europeos. Y es el hecho de que Bélgica, y en particular Bruselas, sede de varias organizaciones internacionales, entre ellas la OTAN, se ha convertido en un eslabón débil del continente.
Lo que sorprende de los atentados en París es que ocurrieron inmediatamente después de que la OTAN sacara músculo frente a Rusia con maniobras calificadas como "históricas", y que no fuera capaz de darse cuenta de que tenía al enemigo en casa. Hay tantas omisiones en los medios de comunicación occidentales, que ya parecen sintomáticas.