Con el acuerdo de 1992 también se pretendió contribuir a la firma de un tratado de paz entre Rusia y Japón, que técnicamente continúan en guerra desde 1945.
Tokio condiciona su firma a la devolución de las cuatro islas del archipiélago de las Kuriles (Iturup, Kunashir, Shikotán y Habomai) alegando el Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que suscribió con Rusia en 1855.
Un integrante de dicho grupo, Noboru Funazaki, que antes de la II Guerra Mundial vivió en Kunashir, dijo a la agencia Kyodo: "Nada conseguiremos exigiendo la devolución de las islas, pero si nos proponemos el objetivo de ir mejorando las relaciones, algún día podremos vivir allí juntos los japoneses y los rusos".
La agencia cita también las palabras del famoso político nipón Muneo Suzuki, quien expresó la esperanza de que "a partir de este año se pueda empezar una actividad económica conjunta" en las cuatro islas disputadas.